La gasolina cubana es una ganga, al menos para los que tienen dólares

Un taxista abastece se abastece de combustible en una gasolinera en La Habana este 11 de diciembre, aunque el precio en bajo en comparación con otros países, los cubanos tienen dificultades para comprar el combustible.

Aunque la gasolina en Cuba es de las más baratas del mundo al estar subvencionada por el Estado, para los cubanos que no tienen dólares y deben llenar el tanque con pesos cubanos el precio es alto.

La gasolina cubana, que ya es una de las más baratas del mundo, es cada día más económica para quienes tienen acceso a dólares, a medida que la moneda local, el peso, continúa su caída libre frente al billete verde.

La gasolina "Especial" (94 octanos) se vende en el país caribeño por 30 pesos, u 11 centavos de dólar por litro (42 centavos por galón) al cambio actual del mercado negro, entre los combustibles más baratos del mundo, según la base de datos en línea GlobalPetrolPrices.com.

En comparación, medio litro de agua embotellada en Cuba se vende entre 100 y 200 pesos, más de diez veces el precio de la misma cantidad de gasolina.

Cuba ha subvencionado la gasolina durante décadas, desde principios de la revolución del exlíder Fidel Castro.

En tanto, el dólar, que los cubanos obtienen principalmente a través de las remesas o el turismo, se ha disparado de un valor de 170 pesos hace un año a 270 pesos en el mercado negro el martes, dando a los que tienen dólares mucho más poder adquisitivo para productos, como el combustible, todavía etiquetados en pesos.

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Para un cubano que vive sólo de pesos, sin embargo, llenar el tanque típico cuesta más de la mitad del salario mínimo mensual de 2.100 pesos.

El peso comenzó una fuerte caída en 2021 después de que el gobierno cubano anunció una reforma monetaria que eliminó un complejo sistema de doble moneda, generando un nuevo mercado negro de divisas que ha contribuido a la subida de los precios en la isla.

"La situación es paradójica", dijo Bert Hoffmann, experto en América Latina del Instituto Alemán de Estudios Globales y de Área. "Por un lado, las políticas del Estado intentan mantener un mínimo de cohesión social. Por otro, son las propias políticas monetarias del Estado las que están impulsando la creciente brecha de desigualdad".

Para Hoffmann, domar la creciente desigualdad significa volver a alinear el peso con el dólar, pero en la actualidad está ocurriendo lo contrario. "No hay una solución fácil a la vista", dijo Hoffmann.

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