El atardecer comienza a caer en el parque La Merced, en San José, Costa Rica y el nicaragüense Merlin Mejía Mejía luce desconcertado. Ya casi son las seis de la tarde y no ha logrado encontrar una oferta laboral.
Mejía, quien llegó a Costa Rica recientemente, es uno de los más de 100.000 nicaragüenses que salieron del país huyendo de una crisis que ha dejado más de 300 muertos y muchos encarcelados. Cada fin de mes, él se siente agobiado si no puede recaudar suficiente dinero para enviárselo a su esposa, quien está a cargo de sus hijos en Managua.
Desde que se quedó sin empleo, llega por las tardes al parque donde se reúnen decenas de nicaragüenses que al igual que él buscan una oportunidad laboral, pero no todos tienen buena suerte.
“Aquí nos reunimos todos los nicaragüenses. Cuando uno queda desempleado uno viene a dar su vueltita aquí porque a veces sale trabajo en construcción, fontanería y uno hace sus oficios”, dice el hombre de 38 años. Su rostro luce maltratado por el sol y quizás por la preocupación. A su lado se encuentran seis nicaragüenses más que conversan de todo, menos de lo político.
Sobre una pequeña rotonda en lo interno del parque, un hombre alto y delgado se pasea con una bolsa de tarjetas de teléfono en la mano.
“Van los Sim, Movistar, están en promoción”, les dice a los nicaragüenses Edgar Anniel Ayala, un venezolano que trabaja vendiendo en el parque La Merced. “No, quizás en otra ocasión compramos”, le responden.
El venezolano, al igual que los nicas, busca una oportunidad para tener ingresos y enviar dinero a su familia en Caracas.
Por tres años Ayala estuvo en Colombia trabajando como vendedor, pero no tuvo buenas entradas económicas. “El salario que obtenía en Colombia era apenas 250 dólares, aquí en Costa Rica es un poco más de 500”, dice el joven a la Voz de América y menciona que de todos los parques en San José, prefiere vender en La Merced porque “paciera ser un santuario para personas de otras nacionalidades aquí”.
El parque La Merced, o parque Braulio Carrillo Colina, como se llama originalmente, se ha convertido en un punto referencial de los nicaragüenses que se encuentran históricamente en Costa Rica.
Frente al parque se observa la iglesia de Nuestra Señora de la Merced, también llamada por los josefinos Iglesia de La Merced, y es otro sitio de atracción para los nicaragüenses en busca de una palabra de motivación.
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Acciones xenofóbicas en el parque La Merced
Este sitio se convirtió en 2018 en unos de los lugares donde ocurrieron los hechos de xenofobia más fuertes de los últimos años, cuando grupos de costarricenses marcharon hasta allí para protestar contra los nicaragüenses que se encontraban en el lugar. “Fuera nicas”, les gritaban los lugareños.
En ese entonces fueron detenidas 44 personas por agresiones xenofóbicas y el parque fue cerrado temporalmente, según recopila el diario La Nación, que a su vez indica que antes de las manifestaciones circularon noticias falsas.
“No sé por qué hay tantos nicaragüenses en este parque, pero le aseguro que más del 99 % de personas que vienen aquí son nicas”, dijo a la VOA una mujer salvadoreña que también estaba en el lugar.
Durante la pandemia, Costa Rica tomó estrictas medidas de seguridad y cerró todos los parques. La Merced fue uno de ellos, pero los nicaragüenses no dejaron de asistir al lugar y reposaban sobre las vallas que se coloraron.
“Simplemente ya es una tradición, te sentís como en casa”, dice Mejía, mientras sostiene en su mano su carnet de refugiado, que le da cierta esperanza de tener una esperanza laboral.
Frente a él hay un grafiti que dice: “Fuera nicas”. Está manchado por los intentos de borrarlo, que no han tenido mucho éxito.
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