La nueva propuesta de la COP29 revela que persiste una gran brecha en el acuerdo sobre financiación

ARCHIVO - Una vista muestra la sede de la conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático COP29, en Bakú, Azerbaiyán, el 20 de noviembre de 2024.

Pese a que está previsto que la cumbre del COP29 concluya este viernes, aún queda mucho por decidir sobre cuestiones clave como el aporte financiero de los países más ricos a los más pobres para ayudarles a hacer frente al cambio climático.

El organismo de Naciones Unidas para el clima publicó el jueves nuevas opciones para el principal objetivo de la cumbre COP29: acordar cuánto dinero deben aportar los países más ricos a los más pobres para ayudarles a hacer frente al cambio climático.

Las negociaciones en Bakú, capital de Azerbaiyán, han tardado en alcanzar un acuerdo sobre el dinero. El último borrador del texto de negociación llegó varias horas más tarde de lo previsto, cuando los delegados entraban, en teoría, en las últimas 48 horas.

Aunque está previsto que la cumbre concluya el viernes, el nuevo documento mostraba que aún queda mucho por decidir sobre cuestiones clave, como qué cuenta para la cifra anual, quién paga y cuánto.

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"Estamos lejos de la línea de meta", afirmó Li Shuo, experto en diplomacia climática del Asia Society Policy Institute. "El nuevo texto de financiación presenta dos extremos sin muchos puntos intermedios".

Los países en desarrollo necesitan al menos mil millones de dólares anuales para finales de la década para hacer frente al cambio climático, según señalaron economistas en las conversaciones de la ONU la semana pasada.

Aunque el documento de 10 páginas se redujo a menos de la mitad del tamaño de la versión anterior al eliminar algunas opciones, resumía las posturas opuestas de los bloques de países desarrollados y en desarrollo tomadas antes de la cumbre.

Una opción se centraba en garantizar que los fondos fueran subvenciones o equivalentes a subvenciones y que las contribuciones entre los países en desarrollo —un guiño a grandes donantes potenciales como China— no formaran parte formalmente del objetivo.

La otra, repitiendo la postura de los países más ricos, pretendía ampliar las clases de financiación que cuentan para el objetivo anual final, no solo en forma de subvenciones de los países desarrollados, e incluía las contribuciones de otras partes.

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Ambas opciones evitaban especificar la cantidad total de dinero que los países se propondrían invertir cada año, dejando el espacio marcado con una "X".

"De manera crucial, el texto carece de una cifra que defina la escala de la futura financiación climática, un prerrequisito para una negociación de buena fe", añadió Li.

Quizá esto no deba sorprender, ya que los principales países donantes, incluidos los de la Unión Europea, han dicho que quieren más claridad sobre la estructura y la base de contribuyentes antes de debatir públicamente cuánto podrían aportar.

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