En Venezuela, el país con el Internet más lento de América Latina, los maestros intentan mantener la educación a distancia en medio de la cuarentena. Padres, maestros y alumnos han tenido que ser creativos para adaptarse al nuevo modelo.
Luisa Caraballo es maestra de cuarto grado en una zona de bajos recursos de Caracas. Desde que comenzó la medida de aislamiento en Venezuela, pidió a los alumnos crear una campaña para combatir el coronavirus. A su juicio, la respuesta superó sus expectativas. A su celular comenzaron a llegar videos y fotografías de afiches, hechos por los niños con el apoyo de sus padres.
A diario, envía por Facebook, Instagram, correo o WhatsApp, las tareas junto al material pedagógico para que, quien está a cargo del infante en la casa, pueda orientarlo o disipar dudas. Fotos, notas de voz, documentos adjuntos, todo es válido, para cumplir con la asignación.
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A pesar de que no todos los familiares tienen teléfonos inteligentes o computadores, ni mucho menos internet, la educadora contó a la Voz de América que los padres han hecho lo posible para que los niños alcancen los objetivos que imponen los docentes. "Han buscado las maneras de comunicarse con los maestros. Soluciones alternativas”. En ocasiones, piden ayuda a los vecinos que tienen una mejor conexión para enviar las asignaciones.
Para Cindy Madrigal, madre de dos niños pequeños, desempeñar el rol de maestra es un reto para el que no estaba preparada, pero que ha asumido por la coyuntura.
Advierte que, a las obligaciones cotidianas de hogar, se suma la dificultad para descargar los contenidos que se envían desde el colegio, que según ella, puede demorar horas . "El colegio planteó una encuesta a ver cuántas personas tienen internet estable y cuántas no. En la encuesta son más las personas que tenían internet inestable, que las que tenían un buen servicio”, detalló.