Para los londinenses, la cumbre conmemorativa del 70 aniversario de la OTAN no fue nada para aplaudir, porque se sumó a la miseria de tener que viajar al trabajo todos los días con cierres de calles en el centro de la ya atareada capital británica.
El mal humor de los londinenses coincidió con el ambiente de la propia cumbre: esta no ha sido una alegre celebración de cumpleaños, sino un encuentro lleno de disputas y estancado con visiones encontradas, dicen los analistas.
Los líderes de los 29 estados miembros expresaron palabras preparadas y ofrecieron visos de afabilidad, pero desde el principio del encuentro de dos días las divisiones salieron a relucir, incluso antes de comenzar.
El presidente estadounidense, Donald Trump, reprendió a su homólogo francés, Emmanuel Macron, por haber dicho que la OTAN sufre de “muerte cerebral” y por expresar dudas sobre el compromiso de Washington con la seguridad transatlántica.
"Insultante", dijo Trump. "Uno no puede estar diciendo por ahí esas cosas sobre la OTAN. Es muy irrespetuoso”.
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En una prolongada conferencia de prensa posterior con el líder estadounidense, Macron no se retractó de sus críticas a la OTAN.
“Yo sé que mis declaraciones han creado alguna reacción, pero las mantengo”.
Ambos presidentes parecieron haber intercambiado sus papeles desde la reunión anterior de la OTAN, para asombro de muchos comentaristas.
El año pasado fue Trump quien regañó a los europeos por asignar muy poco a los costos de la alianza y por expresar dudas sobre el propósito de la OTAN. En Londres, pareció defender a la OTAN ante el presidente de Francia.
Ahora parece que Trump confía en que la organización “cumple un gran propósito”, un anuncio presidencial que fue de gran alivio para los funcionarios de defensa de Europa, quienes temían que Washington estaba disociado de la alianza, el temor que le dio a Macron una oportunidad para promover una alianza separada de defensa europea, pero paralela a la OTAN.
El primer día de encontronazos fue sintomático, dijeron los observadores, en referencia a una crisis existencial de la OTAN.
Los líderes occidentales están muy lejos de resolver serias disputas sobre el futuro de la OTAN y la cumbre reveló pocos avances para restaurar al menos algo de una cohesión política con motivo de los 70 años de la organización, a veces descrita como el “mejor pacto militar” en la historia de la humanidad.
"A sus 70 años la OTAN permanece intacta, ¿pero por cuánto tiempo más?”, preguntó el periódico británico Daily Telegraph, que destacó en un editorial las frustraciones de la canciller Ángela Merkel, con la gran visión de defensa encabezada por Macron.
Es probable que el presidente Trump presione más en los próximos meses a los europeos para que asignen más fondos a la OTAN. Cuando la cumbre termine, Macron probablemente continuará promoviendo los cambios y que Occidente decida quién es el enemigo: China, Rusia o el terrorismo islámico.
Para algunos de los líderes reunidos en Londres, el problema más inmediato e importante es qué hacer con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quien quiere mantener su libre alianza con Rusia e Irán, y también desdeñar en el proceso, como lo perciben los europeos, los principios democráticos que la OTAN debe proteger.
Erdogan, a pesar de su decisión de comprar el sistema de defensa antiaérea ruso S-400, sigue demandando a Occidente que se una a su campaña contra los kurdos sirios, quienes se aliaron con Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia para derrotar al grupo terrorista Estado Islámico.
Michael Clarke, ex director del Royal United Services Institute, un centro de estudios en Londres, considera que la agenda de Erdogan es “extravagante”.
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Sin embargo, otras fallas geológicas están emergiendo en los países del sur de Europa, que perciben al norte de África y el Oriente Medio como amenazas en las que la organización debe concentrarse debido al terrorismo y la migración, y los del centro de Europa y el Mar Báltico, que insisten en que la amenaza real es Rusia.
"La OTAN ha luchado para mantener el consenso político básico que respalda todo uso de fuerza militar, y a pesar de ello, o quizás a causa de ello, ha duplicado su número de miembros desde 1995 para acoger a las nuevas democracias de Europa”, dice Clarke.