Las principales personalidades del panorama económica se están frotando las manos ante el vacío del Fondo Monetario Internacional tras la dimisión de su director gerente, Dominique Strauss-Kahn.
Durante décadas la presidencia ha estado en manos de Europa, pero ante los nuevos cambios los países emergentes buscan una alternativa para esta estructura.
El mundo de las potencias económicas emergentes acordadon en el momento de la fundación del FMI y el Banco Mundial, después de la Segunda Guerra Mundial, que Estados Unidos y Europa compartirían los puestos más altos en las dos instituciones financieras internacionales.
El FMI ha crecido en influencia, y en la coordinación de las políticas económicas mundiales con las que actúa como asesor y prestamista a sus 187 países miembros.
Entre los nombres que se barajan para suceder a Strauss-Kahn se encuentran el del exministro de Finanzas sudafricano, Trevor Manuel, y el de Singapur, Tharman Shanmugaratnam, así como el exjefe del Banco Central de Brasil, Arminio Fraga, jefe del banco central de Kazajstán, Grigori Marchenko, y Montek Ahluwalia Singh, de la India.
Los gobiernos europeos dicen que debe mantener la jefatura del FMI, estrechamente implicado en el costoso esfuerzo para resolver los críticos problemas de la deuda que afligen a Grecia y a otros miembros de la Unión Europea.
La ministra francesa de Finanzas, Christine Lagarde, es uno de los mejor considerados para ejercer este nuevo mandato y algunos periódicos financieros se atreven a predecir que será el próximo jefe del FMI.
El consejo del FMI funciona con un sistema de voto ponderado, en el que Estados Unidos posee la mayor cuota -16,8% de los votos- más del doble que cualquier otro país.
Por el momento, el FMI, el segundo al mando, el estadounidense John Lipsky, está a cargo de la organización. El FMI tiene 187 miembros y asesora al fondo y se presta a los países miembros y coordina las políticas económicas mundiales.