-¿En qué eres buena?
-“Barriendo”, responde una niña en Catuche, un barrio popular en el centro de Caracas.
Ella es parte de las niñas y adolescentes que viven en zonas vulnerables de Venezuela y que no ven un futuro claro más allá de ser cuidadoras o trabajadoras del hogar, según la ONG Inspiring Girls, que funciona en 30 países y tiene el firme objetivo de cambiar ese concepto.
La respuesta “es una alarma”, dice Meily Chang, directora en Venezuela de Inspiring Girls, a la Voz de América desde el auditorio de un colegio en Caracas, donde organizó un evento con adolescentes.
Venezuela vive una crisis estructural desde hace años que “ha influido en cómo las niñas y adolescentes se ven a futuro”, explica Chang.
La agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR) indicó el pasado diciembre que 7,1 millones de venezolanos salieron de su país de origen en los últimos años.
Y en ese contexto, señala la ONG, muchas jovencitas se ven obligadas a asumir la responsabilidades de padres que emigraron y las dejaron a cargo de hermanos menores.
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“Muchas niñas ahorita están asumiendo la responsabilidad de ser las que cuidan a sus hermanitos y creen que es el único rol que pueden ejercer, el de cuidadoras, cuando pueden ser más”, explica Chang, quien lidera la fundación desde 2021.
Chang destaca precisamente el caso de una joven de la Península de Paria, estado Sucre (este), que tuvo que encargarse de su familia cuando sus padres emigraron. Antes de partir, la madre, lejos de motivarla a estudiar le decía a la niña: “tú no funcionas para eso”.
“La niña está estudiando”, celebra el caso exitoso. “Eventualmente me escribe: ‘¿sabe? Si yo no hubiese recibido esa charla, no hubiese conocido a la psicóloga que conocí en ese momento, que me dijo que el Trabajo Social se vinculaba a lo que yo quería hacer y probablemente no lo hubiese hecho’”.
En la charla, Chang pregunta a las niñas qué desafíos identifican a la hora de estudiar. Lo primero, afirma que es “lo que opinen nuestros padres”; seguido por “las dudas”, “las limitaciones sociales” y “la falta de oportunidades en el país”, que atraviesa una aguda crisis que acabó con el poder adquisitivo del venezolano.
En los colegios las respuestas son más alentadoras, que cuando visitan zonas vulnerables, un poco vinculado a referentes cercanos.
“Las niñas aspiran a ser doctoras, quieren ser policías, muchas quieren ser cirujanas. Hay niñas que nos han dicho que quieren ser azafatas”, afirma.
¿Miedos?
Mujeres ingenieras comparten con el grupo de adolescentes sus historias de éxito, alentadas por la ONG, con el propósito de aumentar la ambición profesional de las niñas.
“¿Cómo sobrellevaste el miedo a estudiar una carrera tan fuerte?”, pregunta una de las jóvenes.
Una de las profesionales explica los desafíos, el esfuerzo, el logro. No es fácil ser una profesional en este país conservador, que como la mayoría en el mundo, presenta más oportunidades para los hombres.
Venezuela tiene de hecho la tasa más baja de participación laboral femenina en América Latina y el Caribe, según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
El promedio de mujeres empleadas en la región es de 47 %, mientras que en Venezuela es de 37 %.
Según Inspiring Girls, “las niñas experimentan una pérdida de 30 % de confianza en sí mismas entre las edades de 8 y 14 años”.
“Me gustaría que se hablara más de la confianza hacia uno mismo porque normalmente eso es lo que nos frena, los miedos a nuevas cosas, o cómo uno crea esa confianza para seguir adelante”, comenta a la VOA Alexandra Padilla, de 17 años, que quiere estudiar comercio exterior.
Ruth Saraí, de 13 años, dijo a VOA que “charlas como estas la motivan”, pues “las mujeres cuentan sus problemas pero igual están en las carreras que quisieron y que aman”.
En su caso se inclina por arquitectura.
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