La visita a Pekín estuvo marcada por el anuncio del mandatario colombiano de tratar con la delegación china la construcción de la primera línea del metro de Bogotá, que por años ha generado polémica sobre si debe ser elevada o subterránea.
Tras su reunión con el consorcio China Harbour Engineering Company, la firma encargada de la construcción de la primera línea, el presidente Petro manifestó que es “técnica y legalmente viable” modificar parte del actual trazado de elevado a subterráneo por el centro de Bogotá.
Las palabras del mandatario volvieron a resucitar los años de polémicas por las diferencias entre los políticos que han gobernado a Bogotá en cuanto a si el metro debe ser soterrado o superficial.
La alcaldesa de Bogotá, Claudia López, criticó el jueves que el presidente Petro haya abordado el tema del metro en China, y dijo que “es una falta de respeto que se esté discutiendo el futuro de la obra" en ese país.
“Vale más para la democracia, la decisión de Colombia y de Bogotá que del presidente de China, por muy importante que sea el presidente de China, que le pregunten primero a los bogotanos si quieren que se pare su metro”, comentó López.
El metro de Bogotá, es una obra por la que los habitantes de la capital colombiana han esperado por más de 80 años, desde que se anunció por primera vez una primera línea para la ciudad.
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Un tema financiero y político
La Voz de América habló con algunos expertos sobre la probabilidad de cambiar el tramo de la obra de infraestructura, que en la actualidad, según cifras oficiales, tiene un avance del 25 %.
Para José Rojas, director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional de Colombia, el planteamiento del presidente Petro de ejecutar un tramo subterráneo del metro en términos de ingeniería es “realizable”; sin embargo, destacó que el problema de la propuesta pasa más por un tema “financiero” y “político”.
“El problema no es técnico, en materia de ingeniería esto se puede hacer, el problema es financiero y político porque financieramente no está contemplado en el presupuesto general de la nación asumir la totalidad de lo que vale la primera línea del metro”, explicó a la VOA.
También lea Metro de Bogotá; más de 80 años de un sueño que sigue sin materializarseAdemás, agregó que “el segundo aspecto es político y lo va a determinar las elecciones del domingo”, en referencia a que el nuevo alcalde de Bogotá, que asumirá el 1 de enero de 2023, tendrá la última palabra en aceptar o no la propuesta de Petro.
Tras los comentarios de la alcaldesa Claudia López, el presidente Petro, que también fue alcalde de Bogotá de 2012 a 2015, la culpó, así como a sus opositores, de “engañar e impedir” por más de nueve años que la ciudad tenga un mejor sistema de transporte "sólo por mantener las ganancias de unos propietarios del transporte privado de buses".
"He ahí el egoísmo social de una casta que no deja progresar a Bogotá”, dijo Petro desde su cuenta de X, donde insistió en realizar cambios al contrato con la empresa china que construye el metro elevado para hacer un tramo subterráneo.
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En ese sentido, Manuel González, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Javeriana de Bogotá, dijo que “el asunto de hacer un metro subterráneo es algo que siempre se presenta en época de elecciones”.
“Esta es una relación entre la empresa china y la alcaldía de Bogotá, entonces el cambio de planos y de la forma en la que ya se está ejecutando se pueda cambiar, y en últimas, también depende de la voluntad política de los candidatos, que quieran o vayan a llegar a la alcaldía, de cambiar esos tramos”, explicó.
Bogotá, a diferencia de grandes urbes de América Latina como Caracas, Ciudad de México, Buenos Aires, Santiago de Chile, Sao Paulo y Río de Janeiro, no cuenta con un sistema de metro.
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