En medio de tensión y atentados, según las autoridades, unos 2,8 millones de personas votarán este sábado en las elecciones presidenciales y legislativas.
Los ciudadanos libios se preparan para sus primeros comicios electorales libres desde hace 40 años, tras casi nueve meses de revueltas que dejaron cientos de víctimas y terminaron en octubre de 2011 con la muerte de Moamar Gadafi.
Unos 3.700 candidatos aspiran a ocupar cargos legislativos este sábado, de los cuales, al menos 600 son mujeres y la gran mayoría apoya la defensa de la ley islámica.
Sin embargo, el clima de las elecciones parece no ser el mejor. Según autoridades libias, se prevén actos desestabilizadores durante los comicios, tras el derribo de un helicóptero que transportaba material electoral el viernes mientras sobrevolaba el aeropuerto de Benina en la ciudad de Bengasi, Libia.
La información fue confirmada a la agencia AP por Saleh Darhoub, vocero del Consejo Nacional de Transición, quien calificó a los atacantes como "enemigos de la revolución", pero dijo que aún así se llevarán a cabo las elecciones.
El pasado 6 de julio, rebeldes sirios cerraron tres refinerías petroleras, alegando la cancelación de los comicios electorales por iniquidad en la distribución de los escaños legislativos, dado que el Consejo Electoral solo asignó un tercio de ellos a la región oriental de Libia.
"No queremos que Trípoli gobierne toda Libia", dijo a la agencia de noticias AP Fadlala Haroun, un ex comandante rebelde en la capital de la región oriental, Bengasi, aludiendo a que el resto de los escaños fueron asignados a la capital libia y la zona del sur desértico.
Asimismo, en marzo pasado representantes de Bengasi reclamaron el establecimiento de una Libia federal, dividida en tres estados: el primero, tendría a Bengasi como capital, el segundo, estaría comprendido alrededor de Trípoli, y un tercero con Sebha, en el sur, de Libia.
Las elecciones presidenciales del sábado son las primeras que se realizan en Libia después de casi medio siglo. El parlamento elegirá a un gobierno de transición con 200 miembros para reemplazar al delegado por el Consejo Nacional de Transición.
Con este acto democrático, las autoridades prometen restablecer el orden en el país, luego de una guerra civil de nueve meses que terminó en octubre de 2011 con la muerte de Gadafi.
Unos 3.700 candidatos aspiran a ocupar cargos legislativos este sábado, de los cuales, al menos 600 son mujeres y la gran mayoría apoya la defensa de la ley islámica.
Sin embargo, el clima de las elecciones parece no ser el mejor. Según autoridades libias, se prevén actos desestabilizadores durante los comicios, tras el derribo de un helicóptero que transportaba material electoral el viernes mientras sobrevolaba el aeropuerto de Benina en la ciudad de Bengasi, Libia.
La información fue confirmada a la agencia AP por Saleh Darhoub, vocero del Consejo Nacional de Transición, quien calificó a los atacantes como "enemigos de la revolución", pero dijo que aún así se llevarán a cabo las elecciones.
El pasado 6 de julio, rebeldes sirios cerraron tres refinerías petroleras, alegando la cancelación de los comicios electorales por iniquidad en la distribución de los escaños legislativos, dado que el Consejo Electoral solo asignó un tercio de ellos a la región oriental de Libia.
"No queremos que Trípoli gobierne toda Libia", dijo a la agencia de noticias AP Fadlala Haroun, un ex comandante rebelde en la capital de la región oriental, Bengasi, aludiendo a que el resto de los escaños fueron asignados a la capital libia y la zona del sur desértico.
Asimismo, en marzo pasado representantes de Bengasi reclamaron el establecimiento de una Libia federal, dividida en tres estados: el primero, tendría a Bengasi como capital, el segundo, estaría comprendido alrededor de Trípoli, y un tercero con Sebha, en el sur, de Libia.
Las elecciones presidenciales del sábado son las primeras que se realizan en Libia después de casi medio siglo. El parlamento elegirá a un gobierno de transición con 200 miembros para reemplazar al delegado por el Consejo Nacional de Transición.
Con este acto democrático, las autoridades prometen restablecer el orden en el país, luego de una guerra civil de nueve meses que terminó en octubre de 2011 con la muerte de Gadafi.