Los ornamentos de piedra hallados alrededor de la boca y las orejas de esqueletos en un entierro de 11.000 años de antigüedad en el sureste de Turquía demuestran que los humanos se perforaban el cuerpo desde la prehistoria y pensaban en su propia imagen, según los arqueólogos.
Aunque se han encontrado piedras pequeñas, finas y puntiagudas en varias excavaciones en el Creciente Fértil, que incluye partes de la actual Turquía e Irak, y que es donde los antiguos humanos se asentaron para cultivar, no se sabía para qué se utilizaban... hasta ahora.
"Nunca se había encontrado ninguna de ellas sobre los cuerpos en su ubicación original", explica Emma Louise Baysal, profesora de arqueología de la Universidad de Ankara y coautora de un artículo sobre los ornamentos.
También lea Razzouk Tattoo, tatuajes centenarios atraen a peregrinos en la casi desierta Tierra SantaPero en el yacimiento de Boncuklu Tarla, "las tenemos todas en los esqueletos, muy cerca de los agujeros de las orejas, de los labios", dijo refiriéndose a las pequeñas piedras ornamentales, lo que permite a los expertos concluir por primera vez que se usarían definitivamente como piercings.
Algunos desgastes en los dientes inferiores de los cráneos también mostraron que los individuos habrían tenido piercings en el labio inferior cuando estaban vivos.
"Creo que demuestra que compartimos preocupaciones similares sobre nuestro aspecto y que estas personas también pensaban mucho en cómo se presentaban al mundo", afirmó.
El asentamiento data de hace unos 11.000 años y habría estado conformado por cazadores-recolectores que llegaron a la zona poco a poco.
Las excavaciones arqueológicas continúan en Boncuklu Tarla (Campo de Cuentas), llamado así porque los agricultores locales encontraron miles de cuentas, y donde hasta la fecha se han desenterrado más de 100.000 artefactos.
Las excavaciones no sólo muestran cómo se formaron las sociedades primitivas, sino que también ponen de relieve las sorprendentes similitudes entre los humanos modernos y los neolíticos, destacando vidas con las que podemos empatizar, dijo Baysal.
"Cuando te pones adornos, sobre todo en la cara, tú no puedes verlos, pero los demás sí. Y estás proyectando una imagen a otras personas", dijo. "Demuestra que somos, en muchos aspectos, muy parecidos", añadió.
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