Los otros cronistas del conflicto Ucrania-Rusia

Captura de pantalla de la entrevista con el streamer chileno Nicolás Copano, quien ha tenido gran alcance de cubrimiento del conflicto entre Rusia y Ucrania. [Foto: Fabiola Chambi]

En 11 días de la invasión rusa a Ucrania, miles de personas se han convertido en narradores de un hito histórico que se vive más que nunca a través de las pantallas. Muchos coinciden en que existe desinformación.

Transmisiones en vivo, a través de Twitch, con 16 cámaras desde Ucrania, videos on-demand en Youtube, minuto a minuto, y Spaces en Twitter, interacción en Discord con más de 10.000 miembros y actualización constante en su newsletter: en esto consiste la cobertura multiplataforma del streamer chileno Nicolás Copano sobre la invasión de Rusia a Ucrania.

El gran alcance que logra Copano se debe a la actualización de “último minuto” y la interacción directa con su audiencia.

“Es abrir la puerta a una nueva generación de personas que crecieron más que viendo la guerra, porque fueron tiempos de paz, consumiendo productos vinculados a ella (…) mi labor es darle contexto a eso y conversar a través de los hechos, preguntas y con expertos en vivo”, explicó a Voz de América.

Streamer chileno Nicolás Copano

Copano que también es periodista y acumula una amplia experiencia en medios tradicionales reconoce que ahora hay necesidades diferentes de las audiencias y trabaja en un sentido experimental, casi como un “DJ de noticias” seleccionando los contenidos de mayor impacto.

Trabaja desde un estudio que ha instalado en su casa.

Millones de “corresponsales de guerra”

Ahora los usuarios de las redes no solo son consumidores, sino creadores de contenido en un ritmo incluso más acelerado que los periodistas o los medios. De hecho, cuando inició la invasión hace nueve días, los registros ciudadanos desde las calles y hogares ucranianos fueron los primeros en evidenciar el conflicto. Personas que no tenían costumbre de usar la cámara frontal para mostrarse a ellos mismos o populares influencers con miles de seguidores especialmente en Tik Tok e Instagram, todos empezaron a inundar las plataformas con sus relatos.

Pero también están los usuarios que desde diferentes partes del mundo quieren tener voz, sin importar cuán lejos se encuentren, sobre todo porque en este punto, ya es un asunto global.

Para el mexicano Mauricio Cabrera, creator economy y experto en innovación de medios, este es el primer conflicto armado con millones de “corresponsales” porque “estamos hablando de la guerra más comentada de la que tengamos memoria y porque todos actuamos en cierto modo, estemos o no ahí, como corresponsales de guerra, como gente que tiene algo que decir sobre lo que se está viviendo”, dijo a Voz de América.

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Mauricio Cabrera.mp4

Cabrera también reconoce que este escenario atípico pone en la mira la democratización de la creación de contenidos que por un lado tiene como positivo que no hayan voces silenciadas, pero por otro lado da margen a contenidos que puedan conducir a la desinformación y la manipulación.

¿Cómo lidiar con la desinformación?

La International Fact-Checking Network (alianza de entidades dedicadas a combatir la desinformación) detectó el jueves 24 de febrero, primer día de la invasión, más de 150 noticias falsas en 24 horas y unas 500 según un balance de cinco, de acuerdo a información entregada por especialistas en la conferencia "Deconstruyendo la desinformación", con motivo del Mobile World Congress de Barcelona, que tuvo lugar a principios de marzo.

Estamos viviendo “la primera guerra de la posverdad”, dice la investigadora argentina y activista cívica, Adriana Amado, consultada por VOA, porque considera que el poder de las redes sociales “no está tanto en la manipulación directa sino en la desconfianza generalizada que cultiva la proliferación de versiones”.

“La confianza es la palabra clave en este conflicto y es el desafío del sistema informativo de aquí hacia adelante (…) El periodista ya no es el que descubre la información, eso lo está haciendo el ciudadano con su móvil, pero sí se ve obligado el periodista a darle un análisis y explicación”, dice la experta.

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Adriana Amado.mp4

Por su parte, Cabrera considera que la desinformación se da en dos vías: uno, como consumidores, donde aún sin ser activos en la generación de contenido propio, compartimos aquello que nos parece que se va a socializar de mejor forma y dos, como creadores, porque los algoritmos han tenido tal efecto en nosotros que las redes nos han llevado a publicar no sólo lo que queremos, sino también aquello que estamos seguros que va a funcionar.

“Estamos viviendo un panorama con mucha confusión todavía porque junto con las noticias de los medios tradicionales se entremezclan los videos aportados por los ciudadanos, que hasta antes del conflicto estaban dedicados a otros menesteres y ahora se han convertido en cronistas de guerra improvisados y a eso se suma la otra capa de la propaganda que ha montado el gobierno ruso desde ya hace años”, explica Amado.

Al tener un contacto directo con la audiencia, como el caso de Copano, los filtros son importantes. Por ejemplo en Discord, una plataforma muy popular para gamers en la que modera comunidades que ahora también están interactuando sobre el conflicto, implementó una especie de “semáforo” para confirmar y desmentir noticias falsas y también datos en desarrollo o dudas. “Entonces, la misma comunidad interactúa y trata de buscar respuestas en conjunto, además de poder dialogar sobre estos temas”, dice Copano.

Los ciudadanos han tomado el conflicto en sus manos, y literalmente, porque a través de sus celulares están sumando capítulos al hecho más mediático, hasta ahora.

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