Los rostros de El Mozote a 40 años de la peor masacre militar de El Salvador

Sonia Tobar tenía 7 años cuando se convirtió en una desplazada a causa de la guerra. De no haber sido por que sus padres la sacaron días antes de El Mozote, su destino hubiese sido otro. A sus 44 años lamenta que la guerra le impidiera estudiar y desarrollarse, pues la Fuerza Armada incendió la municipalidad donde se encontraba su partida de nacimiento y jamás pudo inscribirse en una escuela.

Marcos Romero de Tobar, de 72 años, huyó del cantón Jocote Amarillo, en Morazán, días antes de la masacre. Estuvo desplazada durante varios años a causa de la guerra. Tobar regresó a su casa, convertida en escombros, luego de la firma de La Paz en 1992.

Antonio Tobar, de 62 años, huyó con sus hijos y esposa hacia Armenia, Sonsonate, un pueblo a cinco horas de Morazán. Tras volver, se dedica a las artesanías y labrar la tierra.

Virgilio del Cid es originario del caserío La Laguna, del cantón Jocote Amarillo, en Morazán, El Salvador. En 1981 sobrevivió a la masacre de El Mozote. Hoy, escribe cartas y versos para preservar la memoria histórica de su país.

Esteban Gómez Pérez, de 65 años, perdió a su hermano en la matanza del 11 de diciembre en Morazán. Huyó con el resto de su familia hacia una cueva cerca del río Sapo. A los días de internarse en el bosque, se desplazó hacia Honduras.

El Salvador recuerda este diciembre a los 986 asesinados en la peor masacre militar de América Latina ocurrida en 1981. Las reparaciones a los daños de las víctimas continúan siendo la mayor deuda del Estado salvadoreño.