El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, cuestionó el lunes con dureza la ausencia del mandatario argentino, Javier Milei, en la cumbre de los líderes del Mercado Común del Sur celebrada en Paraguay.
Lula, en declaraciones a periodistas al finalizar la jornada en Asunción, calificó de “inmensa tontería que un presidente de un país importante como Argentina no participe en una reunión como el Mercosur” y consideró que “es triste para Argentina”.
En una cumbre en la que Bolivia se incorporó al bloque de países integrado por Brasil, Argentina, Paraguay, Uruguay, fue destacada la ausencia de Milei por varios de los presidentes, además de Lula, que admitieron que el Mercosur no pasa por su mejor momento.
Los líderes de los países miembros y asociados del Mercosur se dieron cita en la capital paraguaya para debatir y trazar las estrategias centrales para una mayor cooperación e integración regional.
Pese a la ausencia de Milei, el primer presidente argentino en saltarse la cita desde 2001, cuando Fernando de la Rúa canceló su viaje a Montevideo a raíz de la convulsión social y económica que se adueñaba de Argentina en aquel entonces, Lula admitió que los demás países del bloque siguen trabajando por la integración contando con Argentina.
"Argentina es un país sumamente importante para el éxito del Mercosur y si el presidente participa o no, no interesa”, apuntó. El país del cono sur envió su canciller Diana Mondino.
También lea Milei encabeza foro conservador en Brasil, desaira a Lula y agudiza una disputa política“Si el Mercosur es tan importante, acá deberíamos estar todos los presidentes. Yo le presto importancia al Mercosur. Si realmente creemos en este bloque, deberíamos estar todos”, recalcó el presidente uruguayo, Luis Lacalle Pou.
A vísperas de la cumbre, el anfitrión presidente de Paraguay, Santiago Peña, que pasó el lunes la presidencia rotativa al vecino Uruguay, ya había reconocido que el Mercosur, creado en 1991, no atraviesa “su mejor momento”.
Sin embargo, Peña abogó por el acercamiento y el respeto entre socios.
“No pude conseguir que viniera el presidente Milei, pero tenemos que ser respetuosos también de cada país”, admitió a los periodistas el mandatario paraguayo, en una convocatoria donde tanto cancilleres como los jefes de Estado evitaron manifestarse públicamente más allá de sus intervenciones en la cumbre.
“El proceso de integración no se detiene. La integración la enfrentamos cuando hay desafíos y los enfrentamos con más integración”, añadió Peña.
Más temprano, Lula cuestionó en su intervención ante sus pares en Asunción y sin mencionar a nadie de forma explícita las “experiencias ultraliberales” en la región, donde, señaló, “falsos demócratas intentan socavar las instituciones democráticas”.
El presidente brasileño y Milei, al frente de las dos principales economías del bloque sudamericano, mantienen desde hace varias semanas un pulso firme que llevó a un cruce de declaraciones y tensó las relaciones diplomáticas de Argentina con Brasil, su principal socio comercial.
“En el mundo globalizado, no tiene sentido recorrer al nacionalismo arcaico y aislacionista. Tampoco hay justificativa para rescatar las experiencias ultraliberales que solo han agravado las desigualdades en nuestra región”, expresó el brasileño en su locución en la cumbre.
De hecho, ante preguntas de periodistas, Lula también se refirió a la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), punto de encuentro de la ultraderecha latinoamericana, en Balneario Camboriú, en el sur de Brasil, a la que asistió Milei el domingo.
“Hacer algo de extrema derecha es tan desagradable, es tan antisocial, es tan anti-pueblo, es tan antidemocrático. No sé qué gana la gente participando en esto”, subrayó.
Por otra parte, celebró los resultados de las últimas elecciones en Reino Unido y Francia, se mostró “muy feliz” y consideró que es un avance importante el freno en ambos países a las tendencias de derecha.
“Lo que pasó en Francia es algo maravilloso de lo que representa la democracia”, apuntó y añadió que “cuando parecía que todo iba mal, el pueblo se manifiesta y el pueblo toma las calles y dice ‘queremos que los sectores democráticos sigan gobernando Francia, no queremos extrema derecha, no queremos fascistas, no queremos nazis, queremos democracia’”.
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