La economía de Venezuela experimentará este año un “rebote” gracias a mejorías del rendimiento petrolero y a una flexibilización de medidas de control estatal sobre las finanzas, si bien el fenómeno no se asemeja aún a un proceso de recuperación en industrias y sectores clave, advierten analistas.
La semana pasada, un ejecutivo del Bank of America (BOFA) dijo a Bloomberg que la nación atraviesa su “primer pequeño rebote” luego de muchos años de caída abrupta de la actividad económica. Sebastián Rondeau, economista del banco estadounidense, atribuyó ese comportamiento a “algunas señales de pragmatismo” en el país suramericano.
Expertos y docentes universitarios coinciden con el diagnóstico. Carlos Ñáñez, economista y docente, explica que la evolución de las finanzas venezolanas en comparación con el año pasado exhibe mejoras del “goteo del ingreso” macroeconómico, pero sin aportar un “valor agregado”.
“No es una recuperación económica, sino un rebote en forma desigual. Venezuela sigue siendo un país con una economía que ha perdido 75% de su tamaño, sin industria bancaria, sin crédito, con un incremento anual de 1% del Producto Interno Bruto”, acota.
También lea La oposición venezolana gasta millones en litigios por los activos del estado, pero no alcanzaÑáñez valora como positivo que entidades financieras internacionales como BOFA moderen su pronóstico de crecimiento económico de Venezuela en 2022 a entre 6,5 y 10 puntos.
El experto advierte que el anclaje legal (límites de créditos para la banca) sigue siendo el más alto del mundo, a pesar de que esa cartera aumentó en 89% en el último año y que la devaluación de la moneda nacional está “mucho más atenuada” en meses recientes.
“El crédito no es suficiente para cubrir los requerimientos de activación de los sectores manufactura e industrial, donde se verifica el crecimiento económico de un país”, comenta a la Voz de América, subrayando que las reservas de oro también han disminuido y que la tasa de inflación anualizada se mantiene en tres dígitos (134 puntos desde julio de 2022).
El crédito bancario aumentó 56,6% en el primer semestre de este año, aunque las entidades financieras de Venezuela siguen prestando solo 14 de cada 100 bolívares disponibles, dice.
“Los créditos están indexados a un tipo de cambio artificialmente sobrevalorado. La relación de ingresos financieros y gastos de la banca es muy precaria. Todo eso pesa sobre el nivel de recuperación de la industria bancaria nacional”, precisa.
Los salarios mensuales de trabajadores del sector privado suelen oscilar entre 100 y 400 dólares, cuando la canasta básica ronda los 1.000 dólares y la alimentaria los $434, indica.
En el sector público, donde los sueldos se “aplanaron” por un instructivo creado por el gobierno nacional, la situación es infinitamente “de mayor inequidad”, señala.
La mejoría, opina, “no es sostenible, porque no es un proceso de recuperación derivado de una batería de políticas fiscales y monetarias, con herramientas de la macroeconomía tendientes a corregir los desequilibrios en producción real, PIB e inflación”, concluye.
El gobierno de Nicolás Maduro asegura que “Venezuela no se arregló”, como se comenta en algunos reductos de la opinión pública, sino que va en camino a ello, según palabras del presidente chavista.
La oposición, por el contrario, afirma que el oficialismo sería incapaz de liderar una recuperación de un país que, a su juicio, él mismo ayudó a “destruir”.
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Viraje silencioso
Las finanzas públicas han registrado “un incremento significativo” en el último año, según Luis Crespo, economista y profesor de la Universidad Central de Venezuela. La razón es el aumento de la producción petrolera de 450.000 a 733.000 barriles diarios, expone.
Los precios superiores a 100 dólares por unidad en el mercado internacional y la exportación promedio de 500.000 barriles por jornada han permitido al Estado venezolano registrar mayores ganancias que en 2021, a pesar de vender con descuentos por las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos hace cinco años, subraya.
Otras causas del “rebote” son la continuidad de la extracción “primitiva y expoliadora” en el Arco Minero, la imposición de un Impuesto a las Grandes Transacciones Financieras y una “mayor recaudación” del Impuesto al Valor Agregado, estima Crespo.
“También hay un viraje silencioso de la política económica (por el gobierno de Nicolás Maduro), con desregulaciones y expansión del sector terciario, como el comercio, el sector farmacéutico, el ocio, la recreación. Es un rebote apalancado por la influencia del sector externo de la economía y la desregulación de medidas que eran camisas de fuerza”, afirma.
La reactivación de la Bolsa de Valores de Caracas en febrero también ha apuntalado un “leve crecimiento” del sector financiero, según el economista Aldo Contreras, quien recuerda que “el gran ganador” de este año ha sido el sector comercial del país.
Los pronósticos más optimistas hablan de ingresos de 65.000 millones de dólares en 2022, cuando hace una década eran de $465.000 millones, apunta.
Según expertos como Ñáñez y Contreras, la economía venezolana tardaría entre siete años, como mínimo, y 17, como tope, en recuperar el PIB del 2012.
La mejoría de la economía venezolana, concluye Contreras, sigue siendo “muy tímida”.
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