Michael Shifter es una voz autorizada en Washington cuando se trata de analizar el quehacer político, económico y social de América Latina.
Durante décadas ha representado al centro de pensamiento Diálogo Interamericano (DIA), basado en Washington. Con opiniones mesuradas y reflexivas sobre las problemáticas de América Latina, Shifter ha puesto en perspectiva los temas del continente y sus posibles soluciones.
Por su estrado en este centro de análisis, al que llegó en 1994, han desfilado un sinnúmero de líderes políticos de la región, empresarios, emprendedores, defensores de derechos humanos.
Con más de 30 años de carrera profesional, Shifter anunció en días recientes que está a punto de cerrar esa etapa en su vida, con el próximo retiro del Diálogo Interamericano, el centro que preside desde 2010 y donde fraguó gran parte de su trayectoria.
Este latinoamericanista habló con la Voz de América sobre su trabajo de más de tres décadas centrado en la región, la que descubrió a los 14 años en un viaje de intercambio estudiantil a México, donde se enamoró del idioma, la cultura y, como universitario, se perfiló para trabajar en ella.
Así llegó a Colombia, cuando estaba en el Oberlin College de Ohio, para completar un programa de un año en el país sudamericano. Aquella estancia, rememora, le abrió los ojos a otro mundo.
“Eso tuvo un gran impacto sobre mi manera de pensar, me abrió a otro mundo y lo encontré muy estimulante, y ese año, creo que fue clave”, dijo.
Sus estudios sobre Latinoamérica al final lo llevaron a la Universidad de Harvard para su postgrado en Sociología.
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Durante la convulsa década de 1980, gran parte de América Latina estaba en crisis. En Centroamérica y Colombia había guerras internas y las dictaduras normaban la vida política en el cono sur.
Shifter recuerda que en esa década arribó a Washington para sumarse al equipo del Programa Latinoamericano del Centro Woodrow Wilson.
Ese sería el primer paso en la carrera que lo llevó a vivir en Perú, Chile, Brasil y viajar por toda América Latina. Entre otros lugares, vivió en tierra inca durante los años en que Sendero Luminoso aterrorizaba las zonas rurales y urbanas del Perú.
En ese tiempo de turbulencias, su labor estuvo enmarcada en los temas políticos y de derechos humanos en la región sur.
Al volver a Washington, lo esperaba otra posición en la Fundación Nacional para la Democracia, donde se enroló con los programas de México, Centroamérica y Cuba.
Hasta que llegó a DIA, “desde donde he tratado de influir con mi visión sobre América Latina”, y enseñando también como profesor de la Universidad de Georgetown, en la Escuela de Relaciones Internacionales.
La expresidenta de Costa Rica Laura Chinchilla celebró la trayectoria de Shifter en la Gala de DIA donde se anunció recientemente su retiro.
“Ha logrado crear un entramado colorido y de enorme diversidad en la región”, dijo Chinchilla.
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El expresidente de Colombia Juan Manuel Santos opinó en un tributo realizado para Shifter que este experto ha trabajado “para fomentar las mejores relaciones entre Estados Unidos y América Latina y su trabajo ha sido enorme”.
En los mismos términos se expresa la Alta Comisionada de Naciones Unidas para Derechos Humanos, Michelle Bachelet, al declarar que desde sus años de carrera política en Chile, ha trabajado con Shifter y ha sido “gratificante”.
Ha sido un “hábil constructor de asociaciones en las Américas”, dijo Bachelet.
Cambios en la región antes y después
Shifter recuerda a VOA que en 1994, cuando llegó a esa institución, coincidió con la 1ª. Cumbre de las Américas en Miami, con Estados Unidos como anfitrión.
Su salida coincide con la 9ª Cumbre, también en EE. UU.
No se puede pasar por alto, al ver dos momentos tan distintos, que en 1994 la región estaba cargada de optimismo —se habían resuelto conflictos de manera negociada, la transición democrática marcaba la norma y las expectativas de prosperidad eran grandes, dijo Shifter.
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De aquel momento a ahora hay una diferencia abismal, dijo.
“El ánimo ha cambiado de manera dramática, la situación tanto en América Latina como en Estados Unidos, creo que es más pesimista. Han habido grandes cambios y en América Latina no hay ese compromiso con la democracia. Hay gobierno autoritarios y algunos regímenes ya dictatoriales, como Cuba, Venezuela y Nicaragua, pero hay otros gobiernos donde la calidad de la democracia se ha deteriorado mucho”, opinó.
Pero lo que observa como más preocupante es que “hay menos compromiso y menos voluntad de la comunidad para responder a esos retrocesos democráticos”, advirtió.
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