Oliver Krstonosicby, el venezolano que a través del pan ayudó a ucranianos a integrarse en Hungría

Para el migrante venezolano Oliver Krstonosicby la experiencia de compartir con ucranianos fue enriquecedora. [Foto: Cortesía]

Oliver Krstonosicby tiene ascendencia húngara, pero nació y se crió en Venezuela, de donde salió años más tarde para llegar a Hungría y especializarse como panadero

Cuando la guerra se desató en Ucrania en 2022 y millones de personas salieron de su país huyendo de la violencia, el venezolano Oliver Krstonosicby aceptó la propuesta del dueño de la panadería donde trabaja en Budapest (Hungría) de ayudar a los refugiados que llegaban al país para que se insertaran al mundo laboral.

Así fue como decidieron impartir varios talleres, en los que el venezolano tuvo la oportunidad de brindar sus conocimientos en el mundo de la panadería a un grupo de ucranianos. Una experiencia que les brindó a ellos nuevas herramientas de trabajo para el futuro.

“Cuando comenzó la guerra en Ucrania, Hungría brindó apoyo a muchas personas que decidieron abandonar Ucrania y muchos de ellos se vieron en la dificultad de empezar de cero; como decimos nosotros reinventar una vida", recuerda Oliver Krstonosicby, quien tiene ascendencia húngara pero nació y creció en Venezuela. "Yo ya tenía conocimiento y experiencia en esos temas de reinventarse -empezar de cero- y todos sabemos que no es nada fácil”

Actualmente el venezolano Oliver Krstonosicby dirige la producción de la panadería VajBirodalom (imperio de mantequilla). Foto: Cortesía]

En total, el venezolano cuenta que ofrecieron cinco workshops dirigidos a refugiados ucranianos y que todos fueron un éxito total. Incluso duplicaron la asistencia que tenían prevista, asegura. “Ayudamos a muchas personas que estaban dispuestas a aprender y superarse”, cuenta en entrevista para la Voz de América.

Para este migrante la experiencia de compartir con ucranianos fue enriquecedora y aunque actualmente no están ofreciendo talleres no se cierra a la posibilidad de hacerlo nuevamente.

Krstonosicby y la tahona en la que trabaja contribuyeron así en ayudar a esta población migrante, que representa uno de los éxodos más grandes actualmente, pues casi siete millones de ucranianos han huido de su país desde 2022, de acuerdo con cifras de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

El pan como reinvención

En los talleres, Krstonosic impartió el conocimiento de una labor, la panadería, que también le ayudó mucho en sus inicios como migrante. Este venezolano, que no siempre se dedicó a este oficio, recuerda que cuando vivía en Venezuela, específicamente en el estado Aragua, estudiaba ingeniería y era dueño de una pequeña compañía de distribución e importación de autopartes.

Sin embargo, en 2018 él junto a su esposa decidieron emigrar a Hungría en busca de mayor estabilidad y seguridad para la familia que querían formar.

“Mi adaptación fue relativamente fácil porque recibí la nacionalidad húngara por herencia paterna, pero sin embargo la diferencia cultural es gigantesca aquí en el este de Europa lleva un tiempo adaptarte a sus costumbres”, detalla.

Tras probar con algunos trabajos y estudiar panadería, comenzó a dar pasos concretos en esa labor cuando a mediados de 2019 decidió incursionar en el mundo de la panadería artesanal de masa madre.

”Fue una gran decisión, ya que en los tiempos de COVID-19 las panaderías fueron unos de los poco lugares que mantuvieron sus puertas abiertas y se trabajaba en horarios completamente normales”, dice.

El venezolano Oliver Krstonosicby ofreció cinco WorkShop dirigido a refugiados ucranianos, todos fueron un éxito. [Foto: Cortesía]

A finales de ese mismo año siguió trabajando aún más en esa área, por eso viajó alrededor de Europa y tuvo la oportunidad de trabajar en panadería artesanal en destinos como Alemania y España. Después decidió regresar a Hungría donde se mantiene radicado.

“Estoy dirigiendo la producción de la panadería VajBirodalom y gracias al trabajo fuerte y en equipo nos mantenemos en el top 1 de la ciudad”, asegura.

Aunque en Hungría ha logrado estabilidad y la oportunidad de ayudar a personas que también han tenido que salir de su país, el migrante venezolano sueña con abrir su propia panadería, aunque aún duda si será en Europa.

“Mi meta es abrir mi propia panadería, estoy trabajando en eso, solo falta un pequeño detalle, ¿En qué país debería hacerlo? Muchas veces pensamos en América, es nuestra más grande interrogante”, agrega.

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