El calor ha llegado temprano este año a Estados Unidos.
Decenas de millones de personas seguían bajo alertas de calor extremo este martes, mientras ciudades como Chicago batían récords al inicio de una semana de esperadas altas temperaturas.
Los estados en la región centro-norte del país empezaron a acusar el calor el lunes en lo que el Servicio Meteorológico Nacional describió como una ola peligrosa y duradera, que se espera que afecte desde Iowa hasta Maine, al menos hasta el viernes.
La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, anunció que había activado a la Guardia Nacional para asistir en cualquier emergencia por calor que surja en los próximos días.
“Este es un momento de riesgo significativo y estamos haciendo todo lo que podemos para asegurar que todas las vidas están siendo protegidas", dijo la gobernadora en conferencia de prensa.
Chicago batió el récord un récord de temperatura de 1957 con una máxima de 36,1 grados Celsius. El calor continuaría esta semana y la sensación térmica rondaría en ocasiones los 37,7 ºC, según una publicación en la red social X de la oficina en Chicago del Servicio Meteorológico Nacional (NWS, por sus siglas en inglés).
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El calor no impidió a la gente en el Grant Park de Chicago pedir los platos más calientes del menú en la camioneta restaurante donde cocina Emmanuel Ramos, según WBBM-TV.
“Pedían lo más caliente en el día más caluroso”, dijo. “Piden ramen, maíz, lo quieren todo caliente. No sé por qué”, dijo Ramos. “Ahora mismo, algo que estaría bien son los batidos”.
El año pasado se produjo la mayor cantidad de olas de calor en Estados Unidos, consistentes en un clima inusualmente caluroso que duró más de dos días, desde 1936. Las autoridades advirtieron nuevamente a los residentes que tomen precauciones.
Buena parte del centro-norte y el nordeste estaban bajo alertas o avisos por calor, y las autoridades anunciaron la apertura de centros de refresco e instaron a la gente a limitar las actividades al aire libre cuando fuera posible y comprobar cómo estaban familiares y vecinos que pudieran ser vulnerables al calor.
El calor ha sido especialmente peligroso en los últimos años en Phoenix, donde 645 personas murieron por causas relacionadas con el calor en 2023, un récord. Las temperaturas allí alcanzaron los 44,4 ºC el sábado. Los meteorólogos dicen que las dos primeras semanas de junio en Phoenix han sido el comienzo de junio más caluroso registrado allí.
Un meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional en Phoenix, Ted Whittock, recomendó reducir el tiempo al aire libre entre las 10:00 de la mañana y las 6:00 de la tarde, mantenerse hidratado y usar ropa ligera y holgada. Se abrieron más de 100 centros de enfriamiento en la ciudad y el condado circundante, incluyendo dos que ofrecen atención por la noche.
En el sur de California, los bomberos incrementaron el lunes el perímetro contenido de un gran incendio en las montañas al norte de Los Ángeles tras un fin de semana de crecimiento veloz impulsado por el viento junto a la Interestatal 5.
El aumento de las temperaturas coincidía con una creciente preocupación por los efectos del calor extremo y el humo de los incendios. El Centro para la Diversidad Biológica, un grupo sin fines de lucro, envió el lunes una petición a la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA, por sus siglas en inglés) para que reconociera el calor extremo y el humo de los incendios forestales como grandes desastres.
La agencia no dio una respuesta concreta inmediata a la petición. Un vocero de la FEMA para el oeste de Estados Unidos dijo que no había ningún obstáculo a una declaración de emergencia por calor extremo, pero señaló que tendría que haber una amenaza inmediata para la vida y la seguridad a la que no pudieran responder las autoridades locales.
Mientras buena parte de Estados Unidos se abrasaba, el lunes y el martes había previsiones de nevadas tardías en el norte de las Montañas Rocosas. Partes de Montana y el norte-centro de Idaho estaban bajo una alerta de tormenta invernal. Se esperaban hasta 51 centímetros (21 pulgadas) de nieve en zonas elevadas en torno al Parque Nacional de los Glaciares.
Entre tanto, una nueva ronda de humedad tropical llevaba una creciente amenaza de aguaceros e inundaciones repentinas en la costa central del Golfo de México.
Se espera que la temporada de huracanes de este año sea una de las más activas en la memoria reciente.
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