Más de la sexta parte del total de las personas desplazadas a la fuerza en el mundo se encuentran en América Latina, un factor realmente preocupante, indicó la Agencia de la ONU para los Refugiados ACNUR, a propósito del Día Mundial del Refugiado que se conmemora este jueves.
Recientemente, el organismo publicó el Informe de Tendencias Globales 2023, el cual indica que para mayo de 2024 las cifras globales de desplazamiento forzado llegaron a los 120 millones. “Es realmente preocupante pensar que 23 millones de personas obligadas a huir son de nuestro continente”, dijo a la Voz de América, Juan Carlos Murillo, jefe de Relaciones Externas de la Oficina de ACNUR para las Américas.
En consecuencia, agregó, el aporte en términos cuantitativos que hacen las Américas al desplazamiento forzado en el mundo “es sumamente alto”. Esto se explica por la “multiplicidad de situaciones humanitarias que afectan a la región” que, según el vocero de ACNUR, representan “una gran carga en términos de sufrimiento humanitario”.
En el caso de la región, enfatizó, “tendríamos que hablar de niveles sin precedentes en términos de la magnitud del desplazamiento forzado que afecta a millones de personas en nuestro continente, y también la complejidad misma de las distintas crisis humanitarias que tenemos”.
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Las condiciones de refugiados se generan por distintas circunstancias. Puede tratarse de violaciones de derechos humanos, de conflicto armado interno, violencia e inseguridad. En el caso de América Latina y el Caribe “es preocupante el incremento en temas de inseguridad y violencia generadas por el crimen organizado transnacional, ya sea que se trate de pandillas o maras, en el caso de Centroamérica, pero igualmente de cárteles de la droga” en varios países, dijo Murillo.
Resaltó cómo los desplazamientos a causa del cambio climático y de los desastres se están convirtiendo en un tema que se debe priorizar: “No es solamente nuestro presente, sino que lamentablemente será nuestro futuro”.
Países más impactados
Venezuela continúa siendo el país en la región con el mayor número de personas refugiadas y migrantes, que actualmente llega a 7,7 millones de personas en diferentes partes del mundo.
Del total, 6,6 millones se encuentran en 17 países de la región. El informe sobre tendencias globales de ACNUR indica que 2,9 millones (97 %) están en Colombia, Perú (1 millón), Ecuador (471.400) y Chile (435.800). Estas cifras demuestran un incremento en comparación con los 5,4 millones registrados a finales de 2022.
Otra problemática de desplazamiento, tanto interno como transfronterizo, se ubica en el norte de Centroamérica (Guatemala, Honduras, El Salvador) que afecta, según ACNUR, a por lo menos un millón de personas que se han visto en la necesidad de buscar protección, cruzando fronteras hacia México y Estados Unidos, y también hacia Costa Rica y Panamá.
“La situación de Nicaragua con tensiones políticas, pero también situaciones de derechos humanos que han generado un desplazamiento de más de 220.000 personas, principalmente a los países vecinos”, muchas de ellas como solicitantes de la condición de refugiado. La gran mayoría se han establecido en Costa Rica, EEUU y España, explicó el vocero de ACNUR.
Igualmente, en Haití, 580.000 personas se desplazan internamente, mientras 800.000 necesitan de protección internacional y viven en distintos países del continente, como México, Brasil y Chile. Una nación que, según describió Murillo, vive “una situación humanitaria que afecta a, por lo menos, 5,5 millones de personas haitianas” al interior del país.
El reciente informe de ACNUR también dio cuenta de “la violencia indiscriminada de las pandillas en Haití” que ha generado incremento “de las violaciones de derechos humanos”. A final de año, 311.000 personas seguían desplazadas dentro de su país y casi la mitad de los 11,4 millones de habitantes del país necesitan asistencia humanitaria. Así mismo, aumentó “drásticamente” el número de refugiados y solicitantes de asilo en un 68 %, llegando hasta 350.600.
Murillo también resaltó el masivo desplazamiento interno en Colombia, que afecta a 6,9 millones de personas desplazadas internas -un millón, tras la firma del Acuerdo de paz en el 2016-, una situación ligada al conflicto armado interno, pero también con movimientos transfronterizos a distintos países de la región.
En Ecuador, 5.400 colombianos solicitaron formalmente el año pasado el reconocimiento de la condición de refugiados en ese país. Esto, en adición a las personas que están cruzando a través del Darién y otros países.
En el reciente informe, ACNUR resaltó que, en 2023, a nivel global, más de 5 millones de personas desplazadas internas y un millón de personas refugiadas regresaron a su hogar y, según el vocero para las Américas, “es sumamente preocupante” el “descenso significativo” en la posibilidad que tienen las personas de volver a sus países de origen. En el caso de la región, explicó, se ven tan solo algunos retornos, tanto en el caso de Venezuela, como en el de Colombia.
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Ecuador pasó de país receptor a emisor de migrantes
Ecuador, como Colombia y Venezuela - receptores históricos de refugiados - igualmente se convierte en país de origen de personas que necesitan protección internacional.
“En distintas épocas de su historia, ha habido personas que salen de Ecuador, pero eran particularmente migrantes económicos. Hoy, igualmente son personas necesitadas de protección internacional y esto hace que la situación de inseguridad, la violencia particularmente generada por los cárteles de la droga, pero también por el crimen organizado transnacional, coloque en una situación de zozobra y que los ecuatorianos igualmente, al igual que otras nacionalidades en el continente, estén abandonando su país”, señaló el vocero de ACNUR.
El año pasado, 57.000 ecuatorianos cruzaron el Tapón del Darién. El número de quienes salieron de Ecuador aumentó a un total de 75.000 si se tiene en cuenta a quienes viajan además por vía aérea a otros países de la región, en particular hacia Centroamérica, con la intención de dirigirse hacia EEUU.
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Puntos críticos
Los cruces por el Tapón del Darién y la frontera entre México y EEUU, ilustran la magnitud de los desplazamientos forzados en la región.
Según ACNUR, por la selva del Darién, entre Panamá y Colombia; cruzaron el año pasado unas 520.000 personas, de las cuales la mayoría corresponden a venezolanos, pero cabe resaltar que hay un número significativo de ecuatorianos, haitianos, chinos y colombianos que igualmente utilizaron esa ruta.
En la frontera sur de EEUU, se registraron unos 2,4 millones de cruces durante el año fiscal 2023, con ciudadanos mexicanos en primer lugar, seguido por venezolanos, guatemaltecos, hondureños y colombianos.
“Un espacio de protección”
Murillo insistió en cómo la región, a pesar de las múltiples problemáticas que vive, es “un espacio de protección que demuestra no solamente grandes muestras de generosidad, sino de solidaridad”.
Por ejemplo, en el caso de Colombia, resaltó cómo se ha intentado integrar a la población venezolana a la sociedad a través de diferentes programas e iniciativas, un enfoque que, confía, se replique en distintos países de la región, “en la medida que las personas forzadas, si tienen la oportunidad, estén dispuestas a contribuir con sus destrezas, con sus conocimientos, tanto a las comunidades de acogida como a los países que les brindan protección” y, en consecuencia, “se incremente el desarrollo", particularmente con lo relacionado al incremento en el Producto Interno Bruto.
Murillo también mencionó otras iniciativas de regularización en Colombia, y su normativa interna en cuanto al desplazamiento forzado. Honduras, El Salvador y algunos estados de México también cuentan con una legislación que permite reconocer el desplazamiento interno. Brasil también cuenta con un plan de integración para los haitianos, resaltó el vocero de la ONU.
Dentro de las actividades por el Día Mundial de Refugiado, este 19 y 20 de junio ACNUR celebra en Bogotá junto al gobierno de Chile, la tercera consulta del proceso de Cartagena +40, una estrategia regional para fortalecer la respuesta humanitaria a refugiados, apátridas y desplazados, en la que países de América Latina y el Caribe buscarán soluciones para las personas desplazadas a causa de los efectos del cambio climático y los desastres naturales.
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