Misterios y peligros de la radiación en Chernóbil

La explosión de Chernóbil que se produjo en abril de 1986 propagó una nube de radiación que rodeó al mundo.

30 años después de la explosión, una investigación de AP revela que niveles de isótopos radioactivos en alimentos se mantienen elevados y autoridades no toman acciones.

El anális de un vaso de leche recién ordeñada en la zona de exclusión de Bielorrusia reveló que los niveles de isótopos radioactivos eran 10 veces superiores al límite de seguridad alimentaria en el país.

La investigación realizada por la agencia AP deja en evidencia, que al celebrar el 30 aniversario de la peor catástrofe nuclear del mundo, las consecuencias nefastas de la explosión de Chernóbil continúan afectando la calidad de vida en Bielorrusia.

El gobierno autoritario de este país agrícola parece decidido a volver a poner en uso tierras de labor que llevan tiempo inutilizadas, y en un país donde se aplasta la disidencia, cualquier objeción a la iniciativa es sutil.

En el caso de la leche, el ganadero responsable dijo que las vacas de su rebaño producen hasta dos toneladas de leche a diario para la planta Milkavita, la cual produce queso al estilo parmesano que se vende sobre todo en Rusia.

Los directivos de Milkavita no reconocen los resultados del análisis hecho por AP y afirman que sus pruebas arrojan niveles de sustancias radioactivas muy por debajo de los niveles de seguridad.

"Tenemos un desastre", dijo a AP el doctor Yuri Bandazhevsky, un crítico del gobierno, quien vive en Kiev."En Bielorrusia, no hay protección de la población ante la exposición a la radiación. Al contrario, el gobierno intenta convencer a la gente de que no preste atención a la radiación, y se cultiva comida en zonas contaminadas y se envía a todo el país", agregó Bandazhevsky.

Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que el consumo de comida radiactiva se ha relacionado principalmente con el desarrollo de cáncer de tiroides, pero que dependen de agencias en Bielorrusia para alertar sobre zonas de concentración de cáncer y otros indicios de riesgos sin resolver relacionados con Chernóbil.

Además, la OMS “no tiene autoridad para regular ni supervisar la seguridad alimentaria”, expresó el portavoz de la OMS en Ginebra, Gregory Hartl.