El rabino que dirigía un servicio en el último día de la Pascua judía, Yisroel Goldstien, recibió un disparo en las manos y otras dos personas sufrieron heridas por metralla. Una persona murió en el ataque del sábado contra una sinagoga de San Diego.
Líderes civiles, políticos y religiosos de todo Estados Unidos trataban de asimilar otro ataque mortal contra un templo, seis meses después del tiroteo masivo en una sinagoga de Pittsburgh.
Goldstein dijo que el presidente Donald Trump lo llamó por teléfono el domingo y habló durante unos 15 minutos compartiendo sus condolencias.
El presidente Trump tuitió el lunes sobre el ataque a la singagoga en California.
"Ayer hablé largamente con el rabino Yisroel Goldstein, Jabad de Poway, donde le extendí mis más cálidas condolencias a él y a todos los afectados por el tiroteo en California. Que gran tipo. Le arrancaron por lo menos un dedo y todo lo que quería hacer era ayudar a los demás. ¡Muy especial!
La Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU., CBP, por sus siglas en inglés, emitió un comunicado en el que destaca que uno de sus integrantes estaba en la sinagoga durante sus horas fuera de servicio.
“En nombre de los hombres y mujeres de la Agencia de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU., extendemos nuestras más profundas condolencias a quienes fueron atacados hoy mientras asistían a los servicios en Chabad of Poway en California. El odio y la violencia contra cualquier persona debido a su raza, etnia o religión no tienen lugar en nuestra sociedad. Hemos sabido que uno de nuestros agentes de la Patrulla Fronteriza, fuera de servicio, estaba presente y tomó medidas que pudieron haber evitado la pérdida de vidas adicionales. CBP apoyará completamente a nuestros socios de la ley que están investigando", indica el comunicado del CBP.
John T. Earnest, de 19 años, se entregó a la policía tras irrumpir en la sinagoga Chabad de Poway, al norte de San Diego, y abrir fuego contra el centenar de personas que había dentro, según las autoridades. Los disparos mataron a Lori Kayne, de 60 años, e hirieron al rabino Yisroes Goldstein, Noya Dahan, de 8 años; y Almog Peretz, de 34 años.
El sospechoso, que no había tenido contacto previo con la policía, será acusado de crimen de odio además de homicidio, indicó el jefe de policía del condado, William Gore.
También se investiga a Earnest por un ataque incendiario contra una mezquita en la cercana localidad de Escondido, California, el pasado 24 de marzo.
“Cada vez que alguien entra en un lugar de culto y dispara a los fieles, para mí, eso es un crimen de odio”, dijo el alcalde de Poway Steve Vaus.
Había indicios de que el arma de asalto que llevaba el agresor podría haber fallado después de que el atacante hiciera varias ráfagas de disparos en el lugar, dijo Gore. Un agente de la Patrulla Fronteriza que estaba fuera de servicio, trabajando como guardia de seguridad, disparó al agresor cuando huía y aunque no acertó, sí alcanzó su vehículo, explicó Gore.
Poco después de huir, Earnest llamó a emergencias para reportar el tiroteo, dijo el jefe de policía de San Diego, David Nisleit. Cuando un agente se puso a su altura en una carretera, “el sospechoso se paró a un lado, salió de su auto con las manos en alto y fue detenido de inmediato”, dijo Nisleit.
Audrey Jacobs, amiga de la mujer fallecida, escribió en Facebook que Kane había “parado balas” que iban dirigidas al rabino para salvarle la vida, y que el religioso continuó con su sermón tras ser baleado.
Las autoridades estudiaban copias de las publicaciones del detenido en medios sociales, incluido lo que parecía un “manifiesto”, dijo Gore.
Una persona que se identificó como John Earnest escribió una larga diatriba contra los judíos una hora antes del ataque. El autor se identificaba como un estudiante de enfermería y elogió a los sospechosos de cometer ataques mortales contra mezquitas de Nueva Zelanda el mes pasado y una sinagoga de Pittsburgh el 27 de octubre.
La Universidad del Estado de California, campus de San Marcos confirmó que Earnest estaba en las listas de estudiantes y señaló que el centro estaba “conmocionado y consternado” de que fuera un sospechoso en “este acto despreciable”.
Aunque no había ninguna amenaza identificada tras la detención del sospechoso, las autoridades aumentaron las patrullas en lugares de culto como precaución, según la policía.
Your browser doesn’t support HTML5