La muerte del presidente de Irán, Ebrahim Raisi, dejó al país sin un líder muy influyente en un momento particularmente tumultuoso en Oriente Medio y de descontento interno.
Raisi, de 63 años, murió el domingo en un accidente de helicóptero como resultado de una falla técnica, según la televisión nacional iraní, mientras viajaba a la inauguración de una presa en la frontera con Azerbaijan.
Muchos veían a este conservador como un posible sucesor del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei, y falleció semanas después de que Teherán estuvo cerca de un conflicto abierto con Israel y Estados Unidos.
El Pentágono no pudo decir si esto fue un sabotaje o algo más.
Lloyd Austin III, su Secretario, dijo:
“Seguimos monitoreando la situación, pero en este momento no tenemos ninguna idea sobre la causa del accidente. [...] Creo que sabremos más una vez que los iraníes hayan investigado”.
Las autoridades iraníes han tratado de proyectar una sensación de orden y control. El vicepresidente, Mohammad Mokhber, ya asumió el papel de presidente interino, y se celebrarán nuevas elecciones en 50 días.
Irán pidió ayuda a Estados Unidos en la investigación, dijo Matthew Miller, Vocero del Departamento de Estado:
“Dijimos que estaríamos dispuestos a ayudar, algo que en última instancia haríamos con respecto a cualquier gobierno en esta situación. En gran parte por razones logísticas, no pudimos brindar esa asistencia”.
Este golpe a un país ya bajo presión no debería llevar a cambios en la política doméstica e internacional de Irán, según analistas como Joseph Krauss:
“Eso se debe a que, aunque fue presidente electo de Irán, la mayor parte del poder en el país se concentra en manos del líder supremo, el ayatolá Ali Jamenei. Es el líder supremo quien tiene la última palabra sobre todas las políticas importantes.”
Muchos fueron los gestos internacionales de condolencias, incluso en las Naciones Unidas, durante una reunión del Consejo de Seguridad.
Según el Pentágono, la muerte de Raisi no debería provocar un impacto más amplio en la seguridad de Oriente Medio en este momento. Al mismo tiempo, Estados Unidos dijo que su postura respecto a Irán permanece sin cambios, siguiendo enfrentando su apoyo al terrorismo, sus avances en el programa nuclear iraní tras y defendiendo los derechos humanos del pueblo iraní.