Las mujeres en la región latinoamericana continúan siendo discriminadas, afectadas por una marcada pobreza, difícil acceso a la educación y una brecha monumental en la igualdad de género, según datos de las Naciones Unidas.
Pese a los pasos decisivos dados por América Latina para eliminar estigmas y promover su empoderamiento, en la región hay, según la Organización Mundial del Trabajo, más de 125 millones de mujeres que forman parte de la fuerza laboral que enfrentan el desafío de la igualdad de género.
En el programa Foro Interamericano, de la Voz de América, conducido por Gonzalo Abarca, tres mujeres, que desde sus diferentes posiciones marcan la diferencia en el continente, coincidieron en la necesidad de un cambio en el discurso público contra papeles tradicionales y culturales.
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Betilde Muñoz-Pogossián, directora del Departamento de Inclusión Social de la Organización de Estados Americanos (OEA); la diputada de la Asamblea Nacional opositora de Venezuela, Marialbert Barrios y la directora de la organización Coalición Nacional de Nicaragua, Tamara Dávila, denunciaron patrones, percepciones y comentaron sobre los desafíos de cara al futuro. Destacaron también como esencial la promulgación de políticas públicas que busquen mayor inclusión de la mujer en la toma de decisiones.
Nicaragua, con alma de mujer
Tamara Dávila, destacó que ser mujer en Nicaragua limita el acceso a la esfera política y a los puestos de poder. “Tenemos muchísima vulnerabilidad por el hecho de ser mujeres precisamente. Las mujeres encarceladas o excarceladas políticas han sufrido abuso, maltratos, acoso por parte de oficiales del régimen”.
Agregó que en su país hay un ambiente denso en el tema de la democracia, la libertad y los derechos humanos.
“En este contexto de represión como el que estamos viviendo en Nicaragua las mujeres somos aún más vulnerables", explicó Dávila. "Ser mujer en Nicaragua es complejo porque es un tema cultural y machista”.
Pese a todo, Nicaragua tiene a una mujer en su vicepresidencia, la señora Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega. Murillo, personaje polémico en sí, ha insistido en ser una abanderada de los derechos de las mujeres en el continente.
Sus críticos, sin embargo, afirman que su legado ha sido todo lo contrario, empezando con el caso de su hija Zoilamérica Narváez, a quien Murillo no respaldó en su denuncia de abuso sexual por parte de su padrastro, el presidente Ortega. Narváez vive actualmente exiliada en Costa Rica.
Madres, activistas, agentes de cambio
Para la legisladora venezolana Marialbert Barrios, el gobierno en disputa de Nicolás Maduro ha utilizado la intimidación contra la mujer por el solo hecho de discrepar y cuestionar sus políticas.
“El régimen utiliza, nos utiliza para perseguir, para chantajear. Recientemente un funcionario llamó a las mujeres, en el marco del Día Internacional de la Mujer, a parir… ¡a parir! Lamentamos que se nos vea solo para dar vida”, afirmó.
Barrios hacía referencia al comentario de Maduro, hecho el 4 de marzo en un acto en el que comentó sobre los avances del llamado plan de “parto humanizado” y en donde dijo: “¡A parir, pues, a parir! Todas las mujeres a tener seis hijos, todas. Que crezca la patria. ¡Música!”.
Barrios fue enfática al advertir que “buscamos que el tema de igualdad no tenga que ser de lucha sino de realidad”
Frente común: eliminación de brecha salarial
Para Muñoz-Pogossián, en América Latina la participación de la mujer en el ámbito político se ve fuertemente comprometida por su entrega a la familia, actividad no remunerada que sin embrago representa una fuerte inversión de tiempo.
A la pregunta de Helga Velazco, de nuestra cadena afiliada UNITEL de Bolivia, sobre el papel de la mujer en la sociedad y cómo los gobiernos facilitan su avance en puestos de poder, Muñoz aseguró que “el rol de las mujeres en la sociedad es en equidad con los hombres. Los gobiernos tienen un papel fundamental en hacer intervenciones en políticas públicas que ayudan a revertir esos patrones de desigualdad. Políticas que eliminen, por ejemplo, la brecha salarial”.