El gobierno brasileño gastó más de 12 mil millones de dólares para cumplir con los parámetros de la FIFA para la construcción de las sedes del evento mundial del fútbol.
Los brasileños dejaron por unas horas las protestas callejeras para festejar el triunfo de su selección en el partido de apertura del Mundial de Fútbol 2014 frente a Croacia, pero sus movilizaciones continuarán porque están descontentos con los gastos y las exigencias de la FIFA.
En medio de la euforia de un primer partido de su equipo verde-amarillo, los ciudadanos siguen criticando la enorme cantidad de dinero que el gobierno ha gastado para la organización de este evento dejando de lado la atención de varias urgentes necesidades.
El profesor universitario y analista brasileño, Jorge Antonio Hernández Fonseca, dijo en entrevista con la Voz de América que en el país se vive la Copa Mundial con un doble sentimiento. “Por una parte está la alegría de vivir el fútbol en una nación donde este deporte es un patrimonio nacional, pero paralelamente la gente critica el gasto de más de 12 mil millones de dólares para cumplir con las exigencias de la FIFA en la construcción de las sedes”, concluyó.
Este elemento disparó las protestas porque el gobierno debió aprobar un presupuesto extraordinario dejando de lado la construcción de infraestructura para la salud y la educación. “Los que protestan se preguntan porque los estadios deben ser construídos con especificaciones tan exigentes y los hospitales y las escuelas se levantan en condiciones precarias” dijo el profesor Hernández.
Escuche la entrevista con el analista político brasileño, Jorge Antonio Hernández Fonseca.
Al mismo tiempo, muchos ciudadanos que vieron este evento como una oportunidad de trabajo en la modalidad de venta de artículos relacionados con la Copa Brasil 2014, se sintieron decepcionados porque la FIFA determinó que sólo sus productos patentizados fueran comercializados en las cercanías de las diferentes sedes de los partidos.
Para el experto en temas políticos brasileños, la Copa Mundial de Fútbol ha provocado un mayor número de conflictos al gobierno debido a que la exposición a los medios permite a los manifestantes mostrar que uno de los países más grandes de la región continúa enfrentando grandes desigualdades que necesitan ser enfrentadas.
En medio de la euforia de un primer partido de su equipo verde-amarillo, los ciudadanos siguen criticando la enorme cantidad de dinero que el gobierno ha gastado para la organización de este evento dejando de lado la atención de varias urgentes necesidades.
El profesor universitario y analista brasileño, Jorge Antonio Hernández Fonseca, dijo en entrevista con la Voz de América que en el país se vive la Copa Mundial con un doble sentimiento. “Por una parte está la alegría de vivir el fútbol en una nación donde este deporte es un patrimonio nacional, pero paralelamente la gente critica el gasto de más de 12 mil millones de dólares para cumplir con las exigencias de la FIFA en la construcción de las sedes”, concluyó.
Este elemento disparó las protestas porque el gobierno debió aprobar un presupuesto extraordinario dejando de lado la construcción de infraestructura para la salud y la educación. “Los que protestan se preguntan porque los estadios deben ser construídos con especificaciones tan exigentes y los hospitales y las escuelas se levantan en condiciones precarias” dijo el profesor Hernández.
Escuche la entrevista con el analista político brasileño, Jorge Antonio Hernández Fonseca.
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Al mismo tiempo, muchos ciudadanos que vieron este evento como una oportunidad de trabajo en la modalidad de venta de artículos relacionados con la Copa Brasil 2014, se sintieron decepcionados porque la FIFA determinó que sólo sus productos patentizados fueran comercializados en las cercanías de las diferentes sedes de los partidos.
Para el experto en temas políticos brasileños, la Copa Mundial de Fútbol ha provocado un mayor número de conflictos al gobierno debido a que la exposición a los medios permite a los manifestantes mostrar que uno de los países más grandes de la región continúa enfrentando grandes desigualdades que necesitan ser enfrentadas.