El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, se defendió este domingo de las crecientes críticas por parte de Estados Unidos por su liderazgo y la manera en que maneja su guerra contra Hamás, insistiendo en que la presión no lo detendrá de alcanzar “la victoria total”.
En días recientes, funcionarios de EEUU, el más fuerte aliado de Israel y quien le ha dado gran cantidad de apoyo diplomático y militar, han expresado públicamente su frustración con Netanyahu y su gobierno. El presidente Joe Biden acusó a Netanyahu de perjudicar a Israel debido a la gran cantidad de víctimas civiles en Gaza.
El líder de la mayoría demócrata en el Senado Chuck Schumer, la persona judía de mayor nivel en el país y un sólido partidario de Israel, pidió a Israel celebrar elecciones, diciendo que Netanyahu “ha perdido el camino”. Biden luego señaló que ese fue “un buen discurso”.
Estados Unidos también ha expresado preocupación por planes israelíes de invadir Rafah, en la punta más al sur de la Franja de Gaza, donde 1,4 millones de palestinos desplazados han buscado refugio, y ha apoyado una nueva ronda de negociaciones para lograr un cese al fuego a cambio de la liberación de rehenes israelíes.
La delegación israelí a esas negociaciones no saldrá hacia Qatar sino el domingo en la tarde, después de reuniones del gabinete de seguridad y del gabinete de guerra israelíes, que les dará instrucciones para las negociaciones.
También lea Barco de primeros auxilios llega a Gaza mientras Hamás propone nueva treguaPese a las conversaciones, Netanyahu dejó en claro este domingo que no tiene planes de ceder en la guerra que ha matado a más de 31.000 palestinos, según funcionarios palestinos, en los más de cinco meses desde que Hamás lanzó el ataque que causó la guerra.
En ese ataque, el 7 de octubre, Hamás mató a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y se llevó como rehenes a unas 250.
Netanyahu dijo que convocar elecciones ahora —que las encuestas muestran que perdería estrepitosamente— obligará a Israel a dejar de luchar y paralizará al país durante seis meses.
“Si detenemos la guerra ahora, antes que se logren todos sus objetivos, esto significa que Israel habrá perdido la guerra, y esto no lo permitiremos. Por lo tanto, no podemos y no sucumbiremos a esta presión”, declaró.
Aunque las críticas internacionales se dirigieron principalmente a Netanyahu y su liderazgo, en su comunicado las describió como un ataque a Israel.
“Ninguna presión internacional nos impedirá alcanzar todos los objetivos de la guerra: Eliminar a Hamás, liberar a todos nuestros rehenes y garantizar que Gaza nunca más constituya una amenaza para Israel”, sostuvo.
También lea Israel dice que ordenará desalojo de palestinos en Rafah antes de iniciar ofensivaNetanyahu también reiteró su determinación de atacar a Hamás en Rafah y añadió que su gobierno aprobó planes militares para llevar a cabo tal operación.
“Operaremos en Rafah. Esto llevará varias semanas y sucederá”, afirmó.
Alon Pinkas, ex cónsul general israelí en Nueva York y fuerte crítico de Netanyahu, dijo que los comentarios del primer ministro encajan con sus esfuerzos por encontrar a alguien más a quien culpar en caso de que Israel no logre su objetivo de destruir a Hamás.
“Está buscando deliberadamente un conflicto con Estados Unidos para poder culpar a Biden”, subrayó Pinkas.
Ambas partes tienen algo que ganar políticamente con la disputa. El gobierno de Biden está bajo una presión cada vez mayor por parte de los demócratas progresistas y algunos partidarios árabe-estadounidenses para frenar la guerra de Israel contra Hamás. Mientras tanto, Netanyahu quiere mostrar a su base nacionalista que puede resistir la presión global, incluso del aliado más cercano de Israel.
Pero la presión también viene desde casa: Miles de personas protestaron nuevamente en Tel Aviv el sábado por la noche contra el gobierno de Netanyahu y exigieron nuevas elecciones y un acuerdo para liberar a los rehenes restantes.
También lea Blinken insta a Israel a priorizar la protección de civiles como "tarea número uno"La ofensiva de Israel ha expulsado de sus hogares a la mayoría de los 2,3 millones de habitantes de Gaza. Una cuarta parte de la población de Gaza sufre hambruna, según la ONU.
Las entregas aéreas por parte de Estados Unidos y otras naciones continúan, al tiempo que las entregas por una nueva ruta marítima han comenzado, si bien los grupos de ayuda advierten que se necesitan más rutas terrestres y menos restricciones israelíes a fin de satisfacer las necesidades humanitarias de manera considerable.
El Ministerio de Salud de Gaza afirma que al menos 31.645 palestinos han muerto en la guerra. El Ministerio no diferencia entre civiles y combatientes en su recuento, pero asegura que las mujeres y los niños representan dos tercios de los muertos.
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