Alejandra, una niña de ocho años, abrazó a su papá Miguel Mendoza y lloró de emoción después de 18 meses sin verlo.
Las autoridades nicaragüenses detuvieron a Mendoza el 21 de junio de 2021 y luego lo acusaron del supuesto delito de traición a la patria, por el que fue condenado a nueve años de cárcel.
Se trata de “una dura sentencia”, considera el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), por lo que pidió su liberación inmediata.
Su hija no estuvo presente cuando su padre, un destacado cronista deportivo, fue arrestado en horas de la noche, pero desde ese día no para de preguntar cuándo regresará su papá, de acuerdo con el testimonio de su madre, Margin Pozo.
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Pozo, esposa de Mendoza, dice que no le comentó a la niña de inmediato las razones sobre la detención de su padre, porque la pequeña ya estaba “traumada” debido a las acciones de la policía durante las protestas en 2018. Lo hizo un día en que la niña la vio empacando unos productos que llevaría a Mendoza a la cárcel donde estaba entonces.
“Yo estaba muy preocupada porque pasó prácticamente una semana sin dormir. Me decía que no podía dormirse, que pensaba en su papá, que soñaba con él y que sentía que algo malo le estaba pasando”, recordó Margin.
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De hecho, cuando la casa fue allanada por la policía tras la detención de Mendoza, Pozo se encontraba sola con la niña, por lo que les pidió a los oficiales que evitaran interrumpir abruptamente el sueño de la menor.
Desde entonces, cuenta Margin, la niña ha padecido la ausencia de su papá, se a enfermado con frecuencia y pregunta por él. De hecho, dice, en las últimas tres semanas ha sufrido una crisis de ansiedad y está recibiendo atención médica.
Primera visita en 18 meses
Las autoridades de la cárcel de El Chipote, donde se encuentra detenido Mendoza, no permitieron durante 18 meses que la niña viera su papá.
Sin embargo, sorpresivamente el 7 de diciembre, pudo ingresar a la cárcel por medio de un permiso y lo vio por cuatro horas que “se hicieron cortos para ella”.
Al ver a su papá, Alejandra corrió hacia él y lo abrazó y llorando le dijo que lo extrañaba mucho. Le preguntó si había recibido las cartas, los dibujos o los videos que ella le mandaba. Mendoza le contestó que "no".
“Papá, ¿en qué clase de jaula estás?”, preguntó entonces la niña, recuerda la madre, cuando supo que su padre no podía leer lo que ella le enviaba ni ver televisión con normalidad como lo hacía en casa con los partidos de béisbol o fútbol.
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El encuentro del periodista y exaspirante presidencial Miguel Mora con su hijo que lleva su mismo nombre no fue menos emotivo después de un año y dos meses de arresto.
Mora fue detenido por segunda ocasión la noche del domingo 20 de junio de 2021, cuando faltaban cinco meses para la celebración de las elecciones presidenciales en las que él pretendía competir contra el presidente Daniel Ortega.
Su hijo “Miguelito”, de 21 años de edad y que padece una discapacidad motora, también ha preguntado todo este tiempo por su padre, quien generalmente todas las noches lo acompañaba en su habitación hasta que este conciliara el sueño.
Por su condición, se moviliza a través de una silla de ruedas, y su familia evita darle emociones muy fuertes para evitar que convulsione, contó a la VOA su madre, Verónica Chávez, un día después del arresto de Mora.
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La ausencia de su padre en las noches cuando va a dormir es lo más duro, según su familia.
La primera vez que Mora vio a su hijo después de pedir constantemente a las autoridades que le garantizaran ese derecho, lo abrazó y le dijo: “¡Gloria a Dios, Miguelito! ¡Lo logramos!”, contó Chávez.
A la pregunta de su hijo sobre las razones de su encierro, Mora respondió: “estoy construyendo una gran casa con piedras firmes y sólidas, estoy trabajando por Nicaragua”.
Este 8 de diciembre Mora se reencontró con su hijo por segunda ocasión consecutiva.
Liberación por medio de los dibujos
La líder opositora y presidenta del Movimiento Renovador Sandinista (MRS), Suyén Barahona, detenida el 13 de junio de 2021 y condenada a 8 años de prisión por el supuesto delito de menoscabo a la integridad nacional, tampoco había podido ver a su hijo de 5 años.
“No nos han permitido que nuestro hijo hable con ellas, no nos han permitido ni siquiera enseñarle una foto de nuestro hijo. No les han permitido ningún material de lectura, ni siquiera la Biblia. Imagínense ustedes más de quinientos días sin poder leer, sin poder distraer la mente, sin poder hablar, porque también están aisladas e incomunicadas”, relata su esposo César Dubois.
“El caso nuestro en particular ha sido extremadamente difícil. Es un niño de cinco años de edad y su mamá un día desapareció. En su mente, su mamá desapareció un día, vio policías en la casa por seis horas y eso ha creado una situación muy difícil para su desarrollo pero con mucho amor de nuestra familia hemos tratado de llenar un poco ese vacío”, cuenta Dubois a la VOA.
A través de dibujos, el pequeño expresa la ausencia de su mamá, aunque según su padre, hubo un momento en que dijo que no iba a dibujar más hasta que ella regrese.
Como terapia, el papá muestra fotos y videos de la mamá a su pequeño hijo “para que la tenga presente, para que esté presente en nuestras vidas y en nuestras oraciones también, igual que todos los otros presos y presas políticas”, comenta.
El pequeño ha recibido apoyo psicológico, según su papá, mientras termina “el calvario” que viven tras la detención de la opositora.
De acuerdo con la agrupación local Monitoreo para el Reconocimiento de Personas Presas Políticas, hasta noviembre de este año contabilizan al menos 235 presos políticos en Nicaragua, que están distribuidos en diferentes cárceles del país.
Un buen grupo de estos presos se encuentran en la cárcel de máxima seguridad conocida como el Chipote, y solo les han permitido visitas unas 12 veces durante el tiempo que llevan tras las rejas.
El mandatario ha tildado de “hijos de perra” a los presos políticos y ha dicho que son personas que intentaron darle un golpe de Estado a su gobierno en 2018, cuando se produjeron las protestas que fueron reprimidas y dejaron 300 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
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