Nicaragua encabeza sombrío panorama de la democracia en Centroamérica, según analistas

De izquierda a derecha: El presidente de El Salvador, Nayib Bukele; en medio el mandatario nicaragüense Daniel Ortega y a la derecha, el presidente guatemalteco Alejandro Giammattei. VOA.

Mientras celebra su independencia, Centroamérica atraviesa momentos difíciles por señalamientos de violaciones de derechos humanos en varios países y hay grandes retos para la democracia, advierten analistas.

Martha Cruz, una nicaragüense que tiene más de 35 años viviendo en Costa Rica, celebró los 201 años de la independencia de Centroamérica asistiendo al recorrido de la llamada “Antorcha de la Libertad” en San José.

Cruz lamenta el panorama que se vive en su país de origen, donde dice que la "libertad de expresión" ha sido "anulada" por el gobierno del presidente Daniel Ortega, en el poder desde el 2007.

"Aquí sí hay libertad", dijo la mujer al asistir al acto en el centro de la capital costarricense.

Este 15 de septiembre Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua y Costa Rica celebran su independencia de la Corona española en 1821. Pero las celebraciones se ven opacadas por preocupaciones por el sombrío panorama de la democracia en la región, aseguran analistas.

Grandes retos para la democracia en la región

Eduardo Ulibarri, exembajador de Costa Rica ante las Naciones Unidas, señala que Centroamérica, desde los procesos de paz que se produjeron hacia finales de los años 80, no han rendido los frutos que esperaba desde el punto de vista socioeconómico y político. La situación actual "no es la que imaginábamos hace aproximadamente una década", dijo.

El retroceso más marcado, "porque ha involucionado hacia una dictadura", es el de Nicaragua, dijo Ulibarri, y agregó que hay señales sumamente preocupantes en otros países de Centroamérica, como El Salvador, "con un gobierno autocrático, el de Nayib Bukele, y también Guatemala, con un debilitamiento progresivo e incluso ataques desde sectores de poder informal y formal al estado de derecho".

En tanto en Costa Rica, según el exdiplomático, hay un poder ejecutivo que hasta el momento ha utilizado un discurso poco respetuoso de las instituciones y los bastiones importantes de la democracia, como la prensa independiente; mientras que en Honduras existe una situación política bastante volátil, por los problemas de seguridad e influencia del narcotráfico, señaló.

"Todo esto conforma una situación que pudo ser mejor y que (...) ha generado flujos migratorios muy grandes hacia Estados Unidos, ha afectado las condiciones de vida en varios países (...) sobre todo [en] Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua", dijo Ulibarri.

Tiziano Breda, analista del International Crisis Group, un think tank de análisis e investigación con sede en Bruselas, asegura que en algunos países de Centroamérica hay problemas con el derecho de asociación y las libertades políticas.

Breda señaló la incapacidad de la comunidad internacional de impulsar una solución negociada a la crisis que se vio en Nicaragua en 2018 y la percibida falta de consecuencias para el gobierno de Ortega por "los atropellos", y "la represión" que ha lanzado su gobierno desde entonces.

"Esto ha venido envalentonando a ciertos gobiernos con tintes autoritarios a básicamente lanzar iniciativas o tomar acciones que se asemejan, que van en la misma dirección, aunque, claramente, siendo todavía muy distantes. Estamos hablando de gobiernos que han sido democráticamente elegidos, pero que han tomado medidas que van más o menos encaminadas en una dirección parecida a la drástica situación de Nicaragua", agregó.

ARCHIVO - En esta foto de archivo del 5 de septiembre de 2018, el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, y su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo, encabezan una manifestación en Managua, Nicaragua. (Foto AP/Alfredo Zúñiga, Archivo)

En Guatemala han habido señalamientos de deterioro de la democracia por la persecución a fiscales que han investigado casos de corrupción contra del presidente Alejandro Giammattei.

En El Salvador, el presidente Nayib Bukele enfrenta críticas por controlar todos los poderes del Estado e imponer un régimen de excepción que ya ha dejado más de 50.000 personas en la cárcel en tan solo cinco meses.

Emily Mendrala, subsecretaria de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental Mendrala, aseguró durante una audiencia de la Comisión de Derechos Humanos del Congreso esta semana sobre el régimen de excepción en El Salvador que el Departamento de Estado está preocupado porque el régimen "redujo drásticamente la protección de los derechos civiles".

Nicaragua es un punto clave de la situación de la región, con Ortega señalado de imponer una dictadura y encarcelar a todos sus críticos y perseguir a la prensa independiente, dijeron los analistas.

Ulibarri dijo que en Nicaragua "hay una dictadura que ha venido eliminando cualquier resquicio de sociedad civil, ha prácticamente borrado del mapa a los medios independientes, en medio de una gran impunidad porque la reacción de la comunidad internacional, si bien no ha sido de aplaudir, tampoco ha [sido de tomar] medidas más contundentes para que haya un efecto sobre el régimen".

"Injerencia extranjera", una retórica para anular las críticas

Ante señalamientos críticos, varios mandatarios de la región han alegado que buscan gobernar con “independencia” y sin lo que han llamado “injerencia extranjera".

Ese concepto "se ha venido afinando y está siendo utilizado por gobiernos que tienen muy diferentes tintes ideológicos, que tienen muy diferentes historias, pero están siendo acomunados por esta tendencia hacia la concentración de poder utilizando precisamente este discurso soberanista, nacional, e incluso centroamericanista”, dijo Breda.

En vísperas de la independencia centroamericana, Bukele dijo que los homicidios en su país han bajado tras la imposición del régimen de excepción y que “los congresistas de otros países deberían de preocuparse por los problemas de sus ciudadanos, en lugar de estar metiéndose adonde no los hemos invitado”.

Por su parte Daniel Ortega, durante un discurso público el 12 de septiembre, se refirió a los críticos y opositores como "esclavos de los colonizadores" que "no tenían patria".

Breda agregó que los conceptos de independencia y soberanía se han venido utilizando por esos gobiernos de la región "como excusa" o como elemento retórico "para poder replicar y denegar las críticas y las posibles demandas que se están realizando a nivel internacional sobre temas de democracia y derechos humanos".

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