El presidente del Banco Central de Nicaragua (BCN), Ovidio Reyes, informó a mediados de diciembre sobre las proyecciones que apuntan a un crecimiento de entre el 3% y 4% para 2023, argumentando que "se mantiene una economía robusta y creciendo” en el país pese a lo que catalogó como “un mundo incierto”.
Según Reyes, estas proyecciones para la economía se sustentan en el comportamiento positivo de la demanda de exportaciones con precios favorables, el crecimiento del turismo y el flujo de las remesas familiares.
En tanto, el Banco Mundial proyecta que el crecimiento en Nicaragua se modere a 4,1 por ciento al cierre del 2022 y descienda al 2,0 por ciento en 2023, debido a la desaceleración económica mundial que pronostican varios especialistas.
De acuerdo al análisis de Reyes, "si efectivamente el mundo se desacelera, la de Nicaragua sería una tasa mucho mejor que el resto". Dijo además que de ser el caso, Nicaragua quedaría "en una posición de continuar con la expansión económica que hemos estado observando, pero ahora los productores, el sector exportador debe procurar tener más ganancias en volumen de producción para compensar por la moderación de los precios”.
En 2021 Nicaragua creció al menos un 10.3 % y un 4 % en 2022, según datos oficiales.
Crecimiento “divorciado” de la realidad
Y mientras las autoridades nicaragüenses aseguran que 2023 será un año de crecimiento en los renglones económicos, expertos consultados anticipan un panorama desfavorable para la nación centroamericana.
El especialista Manuel Orozco, experto en remesas y desarrollo de Diálogo Interamericano, un centro de pensamiento con sede en Washington, plantea que si bien Nicaragua creció un 4 % este 2022 “con un ritmo rezagado”, este crecimiento está “divorciado de cualquier recuperación económica en beneficio” de los nicaragüenses.
“La economía nicaragüense no está dando suficientes recursos para los ciudadanos. El crecimiento de 4 % y posiblemente de 2.5 % en 2023 no es suficiente para satisfacer necesidades y mucho menos para generar riqueza”, considera Orozco.
También lea EEUU mantendrá sanciones contra gobierno de Ortega en NicaraguaEl analista indica que el costo de la vida ha aumentado a niveles muy altos, a tal grado que el salario promedio es de 300 dólares, mientras el costo de la canasta básica ronda los 520 dólares.
“En realidad dos tercios vive con 150 dólares mensuales. Lo que sostiene al régimen son las remesas, la extorsión tributaria, y el endeudamiento externo. Eso no es sostenible para el país”, advierte Orozco.
Las remesas familiares alcanzarán este año un nuevo récord de 3.200 millones de dólares, según estimaciones del ministro de Hacienda y Crédito Público de Nicaragua, Iván Acosta.
El incremento de esta divisa ocurre en momentos en que la migración de nicaragüenses a Estados Unidos también se encuentra en niveles históricos con más de 100.000 personas que han sido registradas al ingresar por la frontera sur en el último año.
Economía sin señales de mejora
“Lo que ocurrirá en 2023 en la economía es una situación de rendimiento económico mediocre clientelista", aseguró Orozco a la VOA.
El economista Óscar René Vargas, desertor del gobierno del presidente Daniel Ortega, y actualmente preso, vaticinó en un artículo de opinión publicado en noviembre en su blog que la situación en Nicaragua empeorará más. Indicó además que en el Presupuesto General de la República 2023, el gobierno de Ortega establece un “colchón” previendo una adversidad económica producto de las repercusiones negativas de la anunciada recesión de la economía mundial.
También lea ¿Por qué la inflación castigó de manera desigual a Latinoamérica este 2022?“Este 'colchón' se puede lograr a base de las siguientes políticas: reducción de las exoneraciones que recibe el capital; incrementar la recaudación de ingresos. Más desempleo, mayor migración, reducción del poder adquisitivo, incapacidad de poder comprar la canasta básica de alimentos, desnutrición, hambre y más descontento entre la ciudadanía", afirmó Vargas.
Gustavo Gatica, economista e investigador costarricense, dijo a la VOA que el crecimiento económico que se prevé en Nicaragua habría que analizarlo en virtud de cómo impactaría a la población.
Explica que dependerá de varios factores, entre ellos las políticas públicas y la creación de empleo. “En el caso de Nicaragua, un aspecto relevante y crítico a la vez es que casi seis de cada diez empleos, es decir, casi el 60 %, está en el sector de la economía informal y es empleo que no tiene coberturas ni garantías, y para que ese crecimiento del 4 % sea efectivo, tendría que trasladarse sobre todo al empleo dentro de la economía formal”, aseguró Gatica.
Por otro lado, diversos analistas coinciden en que 2022 fue un año con un entorno “desfavorable” para atraer inversiones a Nicaragua, debido en parte a las sanciones impuestas por el gobierno de Estados Unidos y la Unión Europea, que no reconocen los resultados de las elecciones de noviembre de 2021, en las que Daniel Ortega renovó su mandato.
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