La presión gubernamental que se experimenta en Nicaragua no da tregua a los opositores y voces disidentes, y los arrestos continúan todos los días, mientras el Gobierno mantiene silencio e ignora el llamado de la Iglesia Católica para un posible nuevo diálogo nacional.
El recién elegido presidente de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, monseñor Carlos Enrique Herrera, expresó el interés que tiene la Iglesia de mediar en un posible acercamiento entre el Gobierno de Daniel Ortega y la oposición, como una forma de contribuir a solucionar la crisis que atraviesa el país desde abril de 2018.
“La Iglesia es la que siempre. Está preocupada porque haya algún entendimiento y un proceso de paz, en este caso en nuestra nación, en nuestro pueblo. Siempre estamos dispuestos, porque la iglesia siempre busca el bien de todos. Ojalá que se de esa iniciativa”, dijo el prelado.
Sin embargo, activistas políticos critican la postura de Herrera porque consideran que los actores con quienes podría entablarse un diálogo no están disponibles.
También lea “Con el diablo no se dialoga nunca”: sacerdote nicaragüense critica al gobierno de OrtegaLa mayoría de los líderes de la oposición, dirigentes estudiantiles, activistas campesinos y representantes del sector empresarial están en prisión, acusados de supuestos “delitos de conspiración para cometer menoscabo a la integridad nacional”.
También los mismos miembros del clero católico denuncian que son víctimas de persecución, asedio e intimidación de parte del gobierno y sus simpatizantes, el obispo de la Diócesis de Matagalpa, Rolando Álvarez, reflexionó en una de sus homilías sobre las acusaciones oficialistas.
“Grábense bien que no tienen que preparar de antemano su defensa porque los creyentes vivimos en la palabra. ¿Por qué preocuparnos entonces preparando nuestra defensa? ¿Y sobre qué cosa nos vamos a defender? No hemos cometido delito, ¿qué acusación se nos podrá hacer?, y si hacen alguna inventada o calumniada, ¿por qué hemos de preocuparnos?”.
En su primer discurso de la campaña electoral este año, el presidente Daniel Ortega acusó a los obispos de la Conferencia Episcopal de ser “terroristas y golpistas” y hasta el momento no ha mostrado ningún interés en dialogar con la oposición o liberar a los considerados presos políticos.
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