El gobierno de Nicaragua reportó el miércoles el primer caso de COVID-19.
Se trata de un ciudadano nicaragüense de 40 años, quien viajó a Panamá entre el 13 y 14 de marzo vía aérea; sin embargo, no presentó síntomas hasta el martes 17 del presente mes, por lo que fue sometido a una serie de pruebas que dieron positivo a COVID-19.
La información fue proporcionada por la vicepresidenta de Nicaragua, Rosario Murillo, a través de los medios oficiales del país.
Murillo detalló que se ha iniciado la búsqueda de las personas que tuvieron contacto con el ciudadano contagiado.
“Con la seriedad que nos caracteriza tenemos el deber de comunicar a las familias que esta tarde conocimos ya el resultado de la prueba de COVID-19 a un hermano de 40 años de edad, que viajó a ciudad de Panamá”, dijo Murillo.
La persona contagiada se encuentra estable y está respirando por su propia cuenta, “esperamos que no necesite respirador”, indicaron las autoridades nicaragüenses.
La vicepresidenta del país centroamericano señaló que se han activado los protocolos de emergencia que se requieren para tratar la pandemia y anunció que el Ministerio de Salud estaría brindando más información en las próximas horas.
Critican secretismo
Según la exministra de Salud Dora María Téllez el manejo previo al reporte del primer caso de COVID-19 ha sido “desastroso” en Nicaragua, pues según ella el gobierno del presidente Daniel Ortega, “por tradición mantiene el secretismo y cero transparencias con el manejo de las crisis”.
Téllez señaló a Voz de América que el sistema de salud no se encuentra preparado para afrontar la propagación del virus y exigió que se brinde mayor información y acceso a la prensa independiente.
Una semana atrás, el gobierno de Nicaragua anunció una marcha masiva denominada “Amor en tiempos del COVID-19” el cual generó otro sinnúmero de críticas pues contrariaba las recomendaciones establecidas por la Organización Panamericana de la Salud.
En ese entonces Ana Quirós experta en salud explicó, desde el exilio en Costa Rica, que convocar a una marcha en medio de una pandemia no es solo irresponsable. "{Es} un acto criminal porque está poniendo en alto riesgo a personas que se ven obligadas a acudir a sus convocatorias".