Para la cobertura de la inscripción de los candidatos a la presidencia y vicepresidencia de Nicaragua, el periodista Wilih Narváez, que trabaja en uno de los medios televisivos más vistos del país, se las ingenió desde el exterior del Tribunal Electoral para informar a la población sobre las propuestas de cada persona que acudía a formalizar su aspiración para gobernar el país.
A diferencia de los medios oficialistas, Narváez, al igual que varios reporteros de medios independientes, no tuvieron entrada al tribunal electoral y desde afuera abordaron a algunos de los políticos, a excepción de los representantes legales del gobierno del presidente Daniel Ortega que inscribieron una vez más la candidatura del mandatario sandinista sin que fueran cuestionados por ningún reportero.
“Hay exclusión para unos y privilegios para otros”, dijo Narváez a la Voz de América al consultársele sobre la cobertura de las elecciones este año en Nicaragua, las cuales están marcadas por una grave crisis sociopolítica que ha dejado más de 300 muertos y 100.000 exiliados.
Pero este panorama no es nuevo. Desde 2014, Narváez no puede acceder a ninguna institución del Estado para dar cobertura a las conferencias de prensa de los diversos funcionarios públicos, tras establecerse una “política de censura” por el gobierno contra los medios críticos a su gestión.
La política, impuesta por la portavoz del gobierno y esposa del mandatario, Rosario Murillo, en 2007, llamada “Estrategia de Comunicación”, orientó que la información oficial debía salir “incontaminada” y se mantiene 14 años después de impulsarse cada vez con más fuerza.
“Podemos verlo en cada una de las instituciones donde los periodistas oficialistas tienen derecho a ingresar a instalaciones a cubrir algo; en cambio, los periodistas independientes nos quedamos en los alrededores y aparte de eso somos víctimas de asedio de civiles, simpatizantes del gobierno y agentes de la policía”.
Poder Electoral nuevo con vicios viejos
El reportero señala que a pesar de que recientemente fueron elegidos nuevos magistrados para el Tribunal Electoral nicaragüense que se catalogan como “independientes”, a su juicio “responden a los intereses del partido de gobierno”.
“Dicen que son independientes, pero eso es en discurso. En los hechos vemos que están plegados a la misma política gubernamental de censura a la prensa”, enfatiza Narváez.
“Hay censura y ataques. Vemos cómo el gobierno ha venido hilando una campaña de desprestigio contra los medios de comunicación y lo hemos visto con la hilera de periodistas desfilando en la Fiscalía”, dice el reportero.
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Julio López, miembro del colectivo de Periodistas y Comunicadores Independientes de Nicaragua (PCIN), señala que el tribunal electoral está en la obligación de garantizar por igual que todos los medios puedan hacer su cobertura “sin ningún tipo de impedimento y censura”.
Señala que acciones como las vividas por Narváez en el período preelectoral muestran que esta entidad “ni es independiente y está supeditada al partido de gobierno, en este caso al Frente Sandinista de Daniel Ortega”.
“Exigimos que se garantice la cobertura de medios independientes en igualdad de condiciones que los medios afines al régimen”, demanda López desde el exilio, y menciona que ve “inadmisible” un panorama donde se vean por un lado periodistas bajo sol con los portones cerrados para informar sobre algo de interés público, mientras que el oficialismo “tienen las puertas abiertas”.
“En ninguna parte del mundo se le niega a un periodista el acceso a un tribunal electoral. Es insólito y constituye una censura directa al ejercicio del periodismo en Nicaragua”, concluyó López.
La reacción del Gobierno de Ortega: "Urracas parlanchinas"
La vicepresidenta y primera dama de Nicaragua, Rosario Murillo, ha criticado directamente a los periodistas y hasta ha celebrado que queden pocos en el país, según comentarios realizados el pasado mes de julio.
"Las chachalacas, las urracas parlanchinas, todos los días inventan cualquier cosa para sembrar terror en la gente. Qué calidad humana la que muestran las chachalacas, las urracas parlanchinas, si no es una cosa es otra, pero siempre están queriendo instalar temor. Nuestro pueblo sabe cómo son de malignos, de hipócritas, de destructores, de criminales, de terroristas y terroristas de la comunicación también", señaló Murillo.
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