No pierdas tu trabajo por facebook

Varios empleados han tenido consecuencias negativas por publicar sus inconformidades en las redes sociales.

En Estados Unidos las críticas que realizan los trabajadores en cualquier sitio web no pueden ser penalizadas por sus jefes.

No había sido un buen día y lo último que faltaba era tener una discordancia con tu jefe, no tienes a nadie cerca con quien platicar al respecto entonces entras a Facebook a descargar tu furia contra el mundo y de pasada contra tu jefe: problema resuelto.

¿O no?

Para las nuevas generaciones el uso del internet y la libertad de expresión son dos cuestiones sociales que van de la mano y resultaría difícil imaginar la vida sin ellas.

El problema con el internet y la tecnología, es que, conforme más se desarrollan las tecnologías, las formas tradicionales de comunicación se van perdiendo y la libertad de expresión entra en un conflicto ya que hoy día en vez de hablar con alguien cara a cara y expresar nuestras ideas oralmente, las escribimos en cualquier red social con el afán de ser leídos en lugar de ser escuchados.

Sin embargo, cuando mezclamos las tres anteriores (internet, tecnología y libertad de expresión) surgen complicaciones debido a que los límites entre estas no han sido definidos todavía por la sociedad, y no se sabe hasta qué punto es ético hacer, decir o escribir algo acerca de alguien en la web.

Aunque la ley proteja al empleado, el jefe siempre será la autoridad y tendrá el poder de despedirte si decides expresarte mal del lugar en donde trabajas o del personal que trabaja ahí. Tal fue el caso de Dawnmarie Souza, quien perdió su puesto de trabajo por criticar a su jefe en la red social Facebook.

En Estados Unidos la agencia que regula las prácticas laborales, National Labor Relations Board (NLRB), sostiene que las críticas que realicen los trabajadores en un sitio web es una actividad protegida, y que una penalización del empleador por este comportamiento estaría violando la ley.

El jefe de Souza, argumenta haberla despedido por sus “malas actitudes hacia él en días consecutivos”.

La ex empleada demandó a la empresa por despido injustificado, pero los acusados aseguran que los comentarios de Souza dañaron la imagen de su compañía y la integridad de sus trabajadores, pasando así el límite que hay entre libertad de expresión y convirtiéndole en difamación, ya que los hechos ocurrieron fuera del horario laboral.

Al preguntar a algunos empleados, principalmente jóvenes, sobre el caso del despido injustificado, muchos se mostraron inconformes con la compañía por haber echado a una buena trabajadora, y calificaron el acto como una agresión a la libertad de las personas y una violación a los derechos del ser humano.

Otros opinaron que la medida tomada por el jefe había sido la más adecuada y estaban de acuerdo en el despido de Souza.

“Yo pienso que estuvo bien que la echaran, porque la libertad de expresión termina cuando empieza la integridad de la otra persona, y tu puedes hacer una crítica constructiva y decir que es lo que no te gusta, pero sin faltar al respeto y ridiculizar a la otra persona.” Comentó Roberto Diaz un joven emprendedor de 25 años quien acaba de poner su propia empresa.

“Está loca, no entiendo como la gente se atreve a hacer eso, es como tirar piedras contra tu propio tejado”, dijo Antonio Hoffman, director general de la revista CityHall.

El caso de Dawnmarie Souza está por definirse en enero de 2011, y hasta entonces sabremos si la ley protege en verdad a los trabajadores o si la compañía tiene el poder para hacer lo que quiera con sus empleados.

La demanda de Souza ayudará a definir los límites que existen dentro de la libertad de expresión y las nuevas tecnologías, entonces, ¿porque nos empeñamos en reemplazar la crítica verbal por la crítica escrita en internet? Lo mejor sería mantener nuestras inconformidades y quejas lejos del ambiente laboral para evitar futuros conflictos.