Arabia Saudita no se sorprende por el distanciamiento de EE.UU. del conflicto en Yemen

Crisis económica, oposición política e intentos de democratización configuran el panorama interno de Yemen. [Foto de archivo]

Los países del golfo Pérsico están ansiosos pues desean saber qué rumbo tomará la diplomacia estadounidense. Asesores del presidente Joe Biden dicen que buscan una estrategia más integral que fomente la estabilidad y reste fuerzas a las milicias respaldadas por Irán.

Para Arabia Saudita, el anuncio de la semana pasada de que Estados Unidos dejará de apoyar la ofensiva militar liderada por Arabia Saudita en Yemen contra los rebeldes hutíes vinculados a Irán no fue una sorpresa. Los líderes sauditas, aseguran, que estaban preparados para ello.

Durante la campaña electoral para hacerse con la Casa Blanca, el equipo del presidente Joe Biden había criticado a la Administración Trump por entregar a Arabia Saudita "un cheque en blanco" en Yemen, el país más pobre de la península Arábiga, donde se estima que más de 100.000 personas han muerto en seis años de conflicto.

Riad fue cuidadoso en su respuesta al anuncio de la Administración Biden, acogiendo en cambio el énfasis de Washington en trabajar con aliados en general en la región. Y los sauditas tampoco protestaron cuando el gobierno de Biden revocó la designación de los hutíes como grupo terrorista, tal y como reclamaban las organizaciones humanitarias.

Pero el socio de seguridad más cercano de Estados Unidos en el mundo árabe, un aliado en el esfuerzo por frenar la expansión de las milicias respaldadas por Irán en el Medio Oriente, todavía está evaluando hacia dónde se dirige la nueva administración en su esfuerzo por revertir la política seguida por Donald Trump, el predecesor del demócrata.

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Los demócratas culparon a Trump por ponerse del lado de los líderes autoritarios en el extranjero en nombre de la estabilidad. La semana pasada, Biden enfatizó en un discurso en el Departamento de Estado que la política de Estados Unidos volverá a centrarse en las alianzas, la diplomacia, los derechos humanos y la democracia.

Arabia Saudita no es el único país del Golfo que intenta adaptarse a la Administración Biden y comprender hacia dónde se dirigirá Washington ahora en su estrategia en el Golfo. Los líderes del Golfo quieren evitar un choque temprano con el nuevo gobierno, sostienen los analistas, pero están ansiosos.

En Yemen, hubo una respuesta, y no del tipo que esperaban los ayudantes de Biden. Los hutíes renovaron una ofensiva para apoderarse de la ciudad rica en petróleo de Marib y lanzaron más ataques transfronterizos con drones contra Arabia Saudita.

Las ofensivas llevaron a algunos críticos de Biden a advertir que la narrativa del gobierno de “poner fin a la guerra de Yemen” corre el riesgo de recompensar a los hutíes y sus partidarios, Irán.

"Ni detener la venta de armas a la coalición liderada por Arabia Saudita ni llegar a un acuerdo de reparto del poder entre el gobierno de Hadi y los hutíes pondrá fin a la guerra de Yemen o mitigará la crisis humanitaria", dice Nadwa Al-Dawsari, analista del Middle East Institute, una organización de políticas de investigación con sede en Washington. Al-Dawsari se refería al presidente yemení Abd-Rabbu Mansour Hadi.

A Al-Dawsari le preocupa que la administración pueda intentar "impulsar un acuerdo inestable que probablemente sea contraproducente".

La revocación de Biden de la designación terrorista de los hutíes también ha sido criticada con el argumento de que los hutíes la percibirán como una debilidad estadounidense. Exfuncionarios de la Administración Trump dicen que la Administración Biden corre el riesgo de reforzar la influencia de Irán en la región.

“Desde la perspectiva de los hutíes, no tuvieron que negociar para ganar una concesión estadounidense importante”, tuiteó Dave Harden, ex administrador asistente de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID). “Los hutíes creen entonces que ganaron la primera ronda de negociaciones, sin diálogo, reunión, ni concesión alguna”, agregó.

Otros críticos ven la reducción del apoyo a la coalición liderada por Arabia Saudita en Yemen como parte del plan de la Administración Biden para revivir el acuerdo nuclear multinacional de 2015, conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA), abandonado por Trump en mayo de 2018.

Pero los ayudantes de Biden dicen que han tratado de convencer a Arabia Saudita, a otros Estados del Golfo Árabe y a Israel de que todavía ven a Teherán como una fuerza maligna en la región, y que el cambio hacia un enfoque más diplomático con Irán, incluido Yemen, no debería aumentar sus preocupaciones sobre seguridad.

Quieren adoptar una estrategia más integral en el Golfo, si es posible, una que ofrezca incentivos, tanto a Irán como a Arabia Saudita. Intentar poner fin a la guerra en Yemen es el primer paso.