Beirut, la capital del Líbano, trataba este miércoles de recuperarse de la sorprendente explosión que destruyó una extensa área en un puerto de la ciudad y dejó un saldo de al menos 100 muertos y 4.000 heridos.
Las cuadrillas de rescate registraban la zona en busca de víctimas y sobrevivientes, mientras que el primer ministro, Hassan Diab, declaró un día de duelo en todo el país.
La explosión del martes dejó en ruinas vecindarios enteros y a otras partes de la capital llenas de cristales y escombros. El puerto todavía humeaba y las imágenes reflejaban una desoladora devastación.
El gobernador de Beirut, Marwan Abboud, describió una “situación apocalíptica” que dejó alrededor de 300.000 personas sin hogar.
Las autoridades dijeron que esperan que el número de víctimas aumente en la medida en que los socorristas registren los escombros y los edificios dañados y las personas busquen a familiares o amigos con quienes perdieron contacto.
La causa exacta de la explosión aún no estaba clara, pero se sospechaba que pudo haber sido provocada por un incendio que alcanzó almacenes en el puerto que acumularon toneladas de nitrato de amonio en los últimos seis años.
El nitrato de amonio es un ingrediente habitual en los fertilizantes, pero es un componente químico altamente explosivo.
Tampoco había indicios de un ataque terrorista y muchos libaneses achacaron el incidente a la corrupción y mala administración de la clase política que gobierna el país desde hace varias décadas.
Imágenes compartidas en las redes sociales mostraron una columna de humo que salía del distrito portuario y después la enorme explosión: un inmensa bola de fuego y una onda expansiva que arrojó de espaldas a muchos de los que filmaban a bastante distancia del lugar.
Fue la explosión más potente registrada en la ciudad, que quedó casi destruida durante una guerra civil de 1975 a 1990 y ha sufrido conflictos con Israel y ataques y atentados terroristas.