El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, juramentó el miércoles para su sexto mandato, en una ceremonia en Minks que se produce pese a las protestas dentro y fuera de la nación tras las disputadas elecciones.
La toma de posesión de Lukashenko, de 66 años, sigue a unas seis semanas de protestas en la capital de Bielorrusia y otras ciudades, que han buscado visibilizar el descontento popular con los comicios del 9 de agosto. De acuerdo a los resultados divulgados, Lukashenko habría ganado el 80% de los votos y la candidata presidencial Sviatlana Tsikhanouskaya, de 37 años y exiliada en la vecina Lituania y que lo acusa de fraude y de aferrarse al poder, habría obtenido el 10 %.
La oposición sostiene que las elecciones estaban amañadas. Lukashenko lleva 26 años en la presidencia de la nación de 9,5 millones de habitantes.
"Servir al pueblo de la República de Bielorrusia; respetar y proteger los derechos y libertades de la gente y los ciudadanos", juró Lukashenko el miércoles ante un grupo de funcionarios.
La agencia oficial de noticias Belta informó que Lukashenko colocó su mano derecha sobre una copia de la constitución y juró el cargo en una ceremonia a la que asistieron varios cientos de personas. Expuso que el país necesitaba seguridad y consenso, en una aparente referencia a la pandemia de COVID-19.
"No puedo, no tengo derecho a abandonar a los bielorrusos", dijo.
Tras su investidura, Lukashenko recibió el miércoles la identificación de presidente de manos del director de la Comisión Electoral Central de Bielorrusia.
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Tras los comicios del 9 de agosto que desató la represión de los manifestantes de parte de fuerzas bajo el mando de Lukashenko, así como el asedio y arresto de opositores, países de la región y Estados Unidos han manifestado su rechazo.
Todo ello después que en los tres primeros días de protestas, los participantes enfrentaron la represión, que incluyó el uso de parte de la policía de porras y balas de goma para dispersar a la multitud. Varios manifestantes fallecieron. Muchos miembros de Consejo de Coordinación, formado por la oposición para presionar para una transición de poder, han sido arrestados u obligados a marcharse del país.
A comienzos de septiembre, el secretario de Estado, Mike Pompeo, y sus aliados europeos, indicaron que estaban revisando en conjunto la eventual imposición de sanciones específicas a cualquier persona involucrada en abusos de derechos humanos en Bielorrusia.
"Nos estamos coordinando estrechamente con nuestros socios transatlánticos y juntos estamos revisando importantes sanciones específicas contra cualquier persona involucrada en abusos de derechos humanos", dijo Pompeo a periodistas a inicios de este mes.
Lukashenko ha insistido en que no sostendrá diálogo con la oposición, pese a que países vecinos han sugerido que vaya a la mesa a negociar.
El gobierno de Ucrania congeló a fines de agosto el contacto con Bielorrusia y se unió a la Unión Europea para condenar las elecciones en su vecino del norte como no libres o justas. El ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, aseguró entonces no obstante que no existían razones para romper por completo las relaciones diplomáticas, pero agregó que Ucrania tomará una decisión sobre la imposición de sanciones a Bielorrusia después de ver lo que hará la UE.
"Ponemos todos los contactos en pausa hasta que la situación en Bielorrusia se estabilice", dijo en una sesión informativa Kuleva el pasado 28 de agosto.
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Primeras reacciones: Lukashenko "no es el presidente legítimo"
La líder de la oposición bielorrusa exiliada, Tsikhanouskaya, denunció la juramentación de Lukashenko el miércoles y dijo que no era "un jefe legal ni legítimo de Bielorrusia".
"Su toma de posesión secreta es un intento de tomar el poder", dijo Tsikhanouskaya en un discurso ante la asamblea parlamentaria de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
"También significa que a partir de hoy, Alexander Lukashenko no es un jefe legal ni legítimo de Bielorrusia. La única solución son elecciones libres y justas", dijo.
El portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, dijo el miércoles que Alemania aún no reconoce a Alexander Lukashenko como presidente de Bielorrusia incluso después de su toma de posesión.
Un portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Alemania dijo que Berlín quería acordar las sanciones de la Unión Europea contra Bielorrusia lo antes posible.
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