Pandillas en NY: ¿Hay justicia para los testigos?

La cinta policial asegura una escena del crimen fuera de un club después de un tiroteo en Brooklyn.

El homicidio en Nueva York, de quien hubiera sido testigo contra un miembro de la banda MS13, pone sobre la mesa el debate sobre si hay seguridad suficiente para quienes buscan justicia.

En días pasados, Wilmer Maldonado Rodríguez, un joven hondureño de 36 años, que llamado a testificar contra quien lo agredió en 2018, un miembro de la pandilla MS13, fue hallado muerto. Los hechos se produjeron después de que su identidad fuera revelada durante el proceso judicial.

El Comisionado de Policía del condado neoyorkino de Nassau, Patrick J. Ryder, puso sobre la mesa el dilema. Aunque el abogado defensor del caso, Greg Madey, negó haber revelado la identidad del testigo a su cliente, la situación abre un debate sobre la seguridad en la búsqueda de justicia, especialmente para los testigos no protegidos.

Ryder dijo a la VOA que "se supone que el sistema debe cuidar a las víctimas", pero lamentó que "la reforma de justicia no está cuidando a nuestras víctimas".

Según él, Maldonado, que ya había sido agredido en diversas ocasiones por la pandilla, fue víctima "nuevamente" en "la mañana en que fue asesinado".

Por su parte, el abogado penal Raymond Colón afirmó que sus colegas desean protección para los testigos ya que "si no declaran porque han sido asesinados, ¿a quién le van a echar la culpa?".

"Al acusado, obviamente, no", contestó el propio letrado.

Colón, quien en repetidas ocasiones ha representado a miembros de pandillas, señala que esta situación, aunque involucra a inmigrantes, no tiene nada que ver con inmigración.

"Aquí lo que tenemos también son miembros de la 'mara' que son ciudadanos norteamericanos, que han nacido aquí y no tienen nada que ver con el asunto de la inmigración o el asilo político”, apuntó.

El problema de seguridad con las pandillas sigue siendo palpable en la zona de Long Island. El cuerpo del hondureño fallecido será velado este domingo, en Hempstead, Nueva York, y se espera que el entierro se lleve a cabo en Honduras, la tierra que lo vio nacer y después migrar.