Estados Unidos es el claro ganador de este gran cambio en el mercado, mientras que países inestables como Venezuela e Irán podrían perder mucho en el próximo lustro.
Un nuevo orden mundial en la oferta y demanda de petróleo parece ser el resultado de varios años de una producción petrolera de Estados Unidos mayor de la esperada, que podría cambiar el panorama de los mercados energéticos en los próximos cinco años, de acuerdo a la directora ejecutiva de la Agencia Internacional de Energía (AIE), María van der Hoeven.
Del lado de la demanda, el nuevo orden significaría que Estados Unidos dependerá menos del crudo producido por los países de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP, y del lado de la oferta, que países que dependen casi exclusivamente de su producción petrolífera, como Irán o Venezuela, obtendrían menos ingresos y serían más vulnerables al momento de colocar su petróleo.
“La oferta norteamericana –que incluye a Estados Unidos y Canadá—es mayor de lo que pensábamos”, dijo van der Hoeven, durante la presentación del Reporte de Medio Período del Petróleo, el martes, en Londres. “Es un verdadero cambio del panorama en todo sentido, no solo por el crecimiento volumétrico, sino por toda una serie de razones”, entre las que incluyó la calidad del crudo, los requerimientos de infraestructura para la explotación y las actuales regulaciones, entre otras.
“El shock de la oferta (norteamericana) está lanzando olas por todo el mundo”, añadió, aunque dijo que esto de ninguna manera significa el final de la OPEP. “Déjenme decir que el petróleo de la OPEP todavía será muy necesario”, aclaró.
A plazo medio, sin embargo, la capacidad de crecimiento de la OPEP, estancada en muchas áreas, ha sido ajustada a la baja, especialmente en aquellos países que encaran difíciles transiciones políticas y sociales.
Tal es el caso de Venezuela tras la muerte de Hugo Chávez y la asunción de su sucesor mucho más débil, Nicolás Maduro. E igualmente el de Irán, al que los países occidentales frustrados por la falta de avances en las negociaciones para evitar la proliferación nuclear, podrían intentar sacar de la ecuación petrolera, negándose a comprar su petróleo.
El aumento en la oferta norteamericana es resultado de nuevas y más eficientes técnicas de explotación como la fracturación hidráulica, o "fracking", que permite sacar el petróleo atrapado en las rocas; la extracción horizontal de los pozos y la extracción en pozos más profundos que antes no eran posibles. Canadá también ha sido capaz de extraer petróleo de las arenas de brea.
Otros factores son el creciente uso del gas natural, muy abundante y barato en Estados Unidos, y la menor demanda de gasolina por la mayor eficiencia de los automóviles.
“Juntas, todas estas fuerzas poderosas están redefiniendo la manera en que el petróleo es producido, procesado, comercializado y consumido alrededor del mundo”, dice el reporte de la AIE que concluye que “difícilmente habrá algún aspecto en la cadena de la demanda de petróleo que no vaya a sufrir algún tipo de transformación en los próximos cinco años, con consecuencias significativas para la economía global y la seguridad del petróleo”.
“La oferta norteamericana –que incluye a Estados Unidos y Canadá—es mayor de lo que pensábamos”, dijo van der Hoeven, durante la presentación del Reporte de Medio Período del Petróleo, el martes, en Londres. “Es un verdadero cambio del panorama en todo sentido, no solo por el crecimiento volumétrico, sino por toda una serie de razones”, entre las que incluyó la calidad del crudo, los requerimientos de infraestructura para la explotación y las actuales regulaciones, entre otras.
“El shock de la oferta (norteamericana) está lanzando olas por todo el mundo”, añadió, aunque dijo que esto de ninguna manera significa el final de la OPEP. “Déjenme decir que el petróleo de la OPEP todavía será muy necesario”, aclaró.
A plazo medio, sin embargo, la capacidad de crecimiento de la OPEP, estancada en muchas áreas, ha sido ajustada a la baja, especialmente en aquellos países que encaran difíciles transiciones políticas y sociales.
Tal es el caso de Venezuela tras la muerte de Hugo Chávez y la asunción de su sucesor mucho más débil, Nicolás Maduro. E igualmente el de Irán, al que los países occidentales frustrados por la falta de avances en las negociaciones para evitar la proliferación nuclear, podrían intentar sacar de la ecuación petrolera, negándose a comprar su petróleo.
El aumento en la oferta norteamericana es resultado de nuevas y más eficientes técnicas de explotación como la fracturación hidráulica, o "fracking", que permite sacar el petróleo atrapado en las rocas; la extracción horizontal de los pozos y la extracción en pozos más profundos que antes no eran posibles. Canadá también ha sido capaz de extraer petróleo de las arenas de brea.
Otros factores son el creciente uso del gas natural, muy abundante y barato en Estados Unidos, y la menor demanda de gasolina por la mayor eficiencia de los automóviles.
“Juntas, todas estas fuerzas poderosas están redefiniendo la manera en que el petróleo es producido, procesado, comercializado y consumido alrededor del mundo”, dice el reporte de la AIE que concluye que “difícilmente habrá algún aspecto en la cadena de la demanda de petróleo que no vaya a sufrir algún tipo de transformación en los próximos cinco años, con consecuencias significativas para la economía global y la seguridad del petróleo”.