“Tenemos la tarea por cumplir de restablecer la premisa básica en que se construyó este país”, dijo el mandatario en su discurso a la nación.
El presidente Barack Obama dedicó la mayor parte de su discurso sobre el estado de la nación a la economía y la clase media estadounidense, advirtiendo que “es obligación de nuestra generación arrancar nuevamente el verdadero motor del crecimiento económico de los Estados Unidos”.
Si bien el mandatario tocó otros temas de la agenda de su segundo período como la reforma migratoria, el matrimonio homosexual, la educación y los derechos civiles, que ya había abordado en su discurso de toma de posesión, lo volvió hacer pero en función de la economía y de la urgente necesidad de crear empleos.
Haga click aquí para ver el discurso completo.
Obama comenzó haciendo un recuento de como la economía está mejorando después de una larga recesión. “Nuestros negocios han creado más de seis millones de empleos. Compramos más carros estadounidenses que en los últimos cinco años y menos petróleo que en los últimos veinte”, aseguró el presidente, aunque también reconoció que todavía hay mucho por hacer.
“Tenemos la tarea por cumplir de restablecer la premisa básica en que se construyó este país” —dijo Obama— la idea de que, si uno trabaja duro y cumple sus responsabilidades, uno puede salir adelante, independientemente del lugar de donde uno proceda, de la fisonomía que uno tenga, o de a quién uno ame”.
Ahondando en su idea sobre la reforma migratoria, Obama dijo que “ahora mismo, líderes de los sectores empresariales, sindicales, de cumplimiento del orden público y de comunidades religiosas convienen en que ha llegado la hora de aprobar una reforma migratoria integral”.
“En otras palabras —añadió—, sabemos lo que hay que hacer... Pues bien, ¡acabémoslo de hacer! Envíenme un proyecto de ley de reforma migratoria integral en los próximos meses y lo voy a promulgar de inmediato”.
El presidente —quien durante su primer período al frente del gobierno ha tenido poca comunicación y sobre todo poca coincidencia con la oposición republicana— también se refirió al debate sobre el presupuesto, los recortes y los impuestos, y dijo estar dispuesto a aceptar algunas reformas que permitan ahorrar en rubros como el cuidado de la salud y a aceptar un presupuesto balanceado mediante una reforma del código impositivo.
No obstante dijo que el gobierno “no debe hacer promesas que no pueda cumplir”, y que a la vez debe mantener “las promesas que ya hicimos”.
El presidente hizo también varias propuestas concretas: vincular el sueldo mínimo al costo de vida para que por fin se convierta en un salario con el cual se pueda vivir y subirlo de inmediato a $9 dólares la hora, poner la gente a trabajar reconstruyendo las casas vacantes por la crisis inmobiliaria, una educación pre-escolar de alta calidad y mayor accesibilidad a la educación secundaria y superior, invertir en trenes e internet de alta velocidad y recuperar la infraestructura del país.
La última parte de su discurso estuvo dedicada a la violencia armada en Estados Unidos y al control en la compra de armas y la investigación de antecedentes para que éstas lleguen a manos de criminales.
“Cada una de estas propuestas merece una votación en el Congreso”, dijo Obama.
“Gabby Giffords merece un voto. Las familias de Newtown merecen un voto. Las familias de Aurora merecen un voto. Las familias de Oak Creek, Tucson, Blacksburg y de un sinnúmero de otras comunidades desgarradas por la violencia armada todas merecen un simple voto”, agregó en medio de las lágrimas de muchas de las familias víctimas de actos de violencia recientes.
El presidente terminó su intervención haciendo un llamado a la unidad.
"Podemos hacer trabajos diferentes, y usar uniformes diferentes, y tener puntos de vista diferentes a la persona a nuestro lado. Pero como estadounidenses, todos compartimos con orgullo nuestro título: Somos ciudadanos", finalizó.
Si bien el mandatario tocó otros temas de la agenda de su segundo período como la reforma migratoria, el matrimonio homosexual, la educación y los derechos civiles, que ya había abordado en su discurso de toma de posesión, lo volvió hacer pero en función de la economía y de la urgente necesidad de crear empleos.
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Obama comenzó haciendo un recuento de como la economía está mejorando después de una larga recesión. “Nuestros negocios han creado más de seis millones de empleos. Compramos más carros estadounidenses que en los últimos cinco años y menos petróleo que en los últimos veinte”, aseguró el presidente, aunque también reconoció que todavía hay mucho por hacer.
“Tenemos la tarea por cumplir de restablecer la premisa básica en que se construyó este país” —dijo Obama— la idea de que, si uno trabaja duro y cumple sus responsabilidades, uno puede salir adelante, independientemente del lugar de donde uno proceda, de la fisonomía que uno tenga, o de a quién uno ame”.
Ahondando en su idea sobre la reforma migratoria, Obama dijo que “ahora mismo, líderes de los sectores empresariales, sindicales, de cumplimiento del orden público y de comunidades religiosas convienen en que ha llegado la hora de aprobar una reforma migratoria integral”.
“En otras palabras —añadió—, sabemos lo que hay que hacer... Pues bien, ¡acabémoslo de hacer! Envíenme un proyecto de ley de reforma migratoria integral en los próximos meses y lo voy a promulgar de inmediato”.
El presidente —quien durante su primer período al frente del gobierno ha tenido poca comunicación y sobre todo poca coincidencia con la oposición republicana— también se refirió al debate sobre el presupuesto, los recortes y los impuestos, y dijo estar dispuesto a aceptar algunas reformas que permitan ahorrar en rubros como el cuidado de la salud y a aceptar un presupuesto balanceado mediante una reforma del código impositivo.
No obstante dijo que el gobierno “no debe hacer promesas que no pueda cumplir”, y que a la vez debe mantener “las promesas que ya hicimos”.
El presidente hizo también varias propuestas concretas: vincular el sueldo mínimo al costo de vida para que por fin se convierta en un salario con el cual se pueda vivir y subirlo de inmediato a $9 dólares la hora, poner la gente a trabajar reconstruyendo las casas vacantes por la crisis inmobiliaria, una educación pre-escolar de alta calidad y mayor accesibilidad a la educación secundaria y superior, invertir en trenes e internet de alta velocidad y recuperar la infraestructura del país.
La última parte de su discurso estuvo dedicada a la violencia armada en Estados Unidos y al control en la compra de armas y la investigación de antecedentes para que éstas lleguen a manos de criminales.
“Cada una de estas propuestas merece una votación en el Congreso”, dijo Obama.
“Gabby Giffords merece un voto. Las familias de Newtown merecen un voto. Las familias de Aurora merecen un voto. Las familias de Oak Creek, Tucson, Blacksburg y de un sinnúmero de otras comunidades desgarradas por la violencia armada todas merecen un simple voto”, agregó en medio de las lágrimas de muchas de las familias víctimas de actos de violencia recientes.
El presidente terminó su intervención haciendo un llamado a la unidad.
"Podemos hacer trabajos diferentes, y usar uniformes diferentes, y tener puntos de vista diferentes a la persona a nuestro lado. Pero como estadounidenses, todos compartimos con orgullo nuestro título: Somos ciudadanos", finalizó.