El presidente Barack Obama ordenó mover fondos del gobierno para reforzar la frontera sur con México, en un esfuerzo por detener el flujo de inmigrantes que en los últimos meses ha provocado una crisis humanitaria.
Frustrado por la inacción del Congreso, advertido por el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner, que ese cuerpo no tratará la reforma inmigratoria en lo que queda de este año, Obama dijo que "Estados Unidos no puede esperar para siempre".
“El fracaso de la Cámara de Representantes en aprobar el proyecto (de reforma migratoria) es malo para nuestra seguridad, es malo para nuestra economía y es malo para nuestro futuro”, dijo.
“Si el Congreso no va a hacer su trabajo, al menos déjennos hacer el nuestro”, agregó.
Su acción ejecutiva ordena al Departamento de Seguridad Nacional y al Departamento de Justicia, destacar abogados y jueces, para que puedan decidir a discreción los procesos de deportación.
También instruye al secretario de Seguridad, Jeh Johnson, y al Fiscal General, Eric Holder, para presentarle otras acciones ejecutivas que pueda tomar respecto a la migracion sin aprobación del Congreso para fines del verano.
En una carta enviada al Congreso, Obama había pedido en primera instancia la asignación de 2.000 millones de dólares para ese fin.
Los fondos serían también para garantizar servicios humanitarios en la atención de estos inmigrantes al ser derivados a refugios o albergues temporales a la espera de sus respectivas citas ante un juez de inmigración.
Más de 40.000 niños de Guatemala, Honduras y El Salvador han sido aprehendidos este año en las fronteras, pero hasta ahora, luego de identificarlos a ellos y a sus padres, habían sido puestos en libertad y entregados a sus familias con el compromiso de presentarse ante un juez de migración.
Con la orden del presidente Obama, el proceso va a cambiar y los niños podrían ser devueltos a sus países casi de inmediato.