El presidente Barack Obama regresó a Washington este domingo de sus vacaciones de verano en las que por primera vez en muchos años mantuvo un bajo perfil, gracias a que no hubo grandes crisis o controversias, ni tuvo que dar pésames o resolver disputas.
El portavoz de la Casa Blanca, Eric Schultz, dijo que “el presidente ha agradecido la oportunidad de estas dos semanas fuera del ajetreo de Washington… pasar algún tiempo con la familia y los amigos… descansar y relajarse en anticipación a lo que será una agenda ocupada en el otoño”.
Este lunes, el presidente viaja a Las Vegas para dar un discurso en la Cumbre Nacional de la Energía Limpia, un paso previo a la gran reunión sobre cambio climático que se prepara para noviembre en París.
El mandatario también tendrá que ocuparse rápidamente en otras tareas urgentes como tratar de evitar que el Congreso bloquee el acuerdo nuclear con Irán, trabajar para que no haya otro cierre del gobierno en octubre, así como recibir las visitas del papa Francisco, el presidente chino Xi Jinping y preparar su viaje anual a la Asamblea General de Naciones Unidas.
Vacaciones veraniegas anteriores fueron interrumpidas por eventos como los cabildos abiertos contra su plan de salud (2009), la crisis por el techo de la deuda (2011), el uso de armas químicas por parte de Siria en 2013, y el año pasado, por la decapitación de varios rehenes estadounidenses por parte del grupo Estado islámico y la violencia racial en Ferguson, Missouri.