La Casa Blanca ha aumentado su presión a Rusia implementando un paquete de sanciones con el objetivo de que el Kremlin desista en su intento de invadir Ucrania. Es el primer paso que ha dado la administración estadounidense y su intención principal es la de limitar el potencial alcance financiero del Kremlin.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este martes por la tarde una serie de medidas contra dos bancos rusos: el VEB (Banco de Actividad Económica Exterior de Rusia) y un banco militar.
Washington también impuso sanciones a la deuda soberana, lo que imposibilita a Rusia del financiamiento extranjero. Las élites rusas y sus familiares también recibirán severos castigos para imposibilitar sus movimientos económicos en Estados Unidos y la Unión Europea, su gran aliado y con quién se ha coordinado para activar las sanciones.
Biden también confirmó que Alemania paralizará la construcción del Nord Stream 2, un gasoducto para llevar gas natural a Europa y cuyo proyecto se ha convertido en una de las principales fuentes de financiación para el Gobierno liderado por Vladimir Putin.
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El analista y consultor político Javier Maza recuerda que “hoy en día todo pasa por crear presión” y esa es la estrategia que está siguiendo Estados Unidos para debilitar la fortaleza del Kremlin en estos momentos. “La presión en el campo económico tiene una repercusión política interna y en el caso de Rusia es tremenda”, comenta Maza en declaraciones a la Voz de América sosteniendo que esas medidas se toman “para evitar el peor escenario de todos: el de llegar a una ruptura y a un enfrentamiento bélico”.
A pesar de que, según él, “los tambores de guerra ya suenan a lo lejos” en Ucrania, considera que Estados Unidos y sus aliados deben agotar primero estas posibilidades.
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Desde un primer momento, la Casa Blanca ha apostado por la diplomacia como única vía para la solución del conflicto actual. Pero, de momento, estos reclamos no han sido escuchados por el Kremlin y parece que no tendrán el efecto esperado desde el gobierno estadounidense.
Es la conclusión a la que llegaron en la reunión de urgencia del Consejo de Seguridad que se celebró el lunes a última hora de la noche en la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York. La embajadora de Estados Unidos ante este organismo, Linda Thomas-Greenfield, ya dejó claro que las sanciones tenían el objetivo de presionar económicamente al Gobierno ruso y lograr un golpe de efecto para la desescalada de tensión en la región.
“Podemos, queremos y tenemos que estar unidos en nuestro llamado para que Rusia retire sus fuerzas, vuelva a la mesa diplomática y trabaje por la paz”, dijo la funcionaria ante algunos periodistas, según recogía la agencia Reuters.
“A nadie le conviene la guerra”
Sin embargo, la mayoría de los analistas y expertos en la materia coinciden al asegurar que ni a Rusia ni a Estados Unidos les conviene una guerra por las “repercusiones catastróficas” que eso supondría no solamente en la región.
“Lo que está haciendo Putin es jugar a la disuasión para evitar una invasión que comportaría una respuesta militar de Estados Unidos y a una guerra”, añadía Maza convencido de que la prioridad del Kremlin es “marcar territorio y el liderazgo” de Putin.
En ese sentido, recalca que “no hay la intención pero tampoco la contención necesaria para evitar que ocurra la guerra” y es un escenario que, a medida que pasan las horas, se ve más viable.
El mensaje que envía Moscú “es muy serio”
Max Bergmann, investigador del Centro para el Progreso de Estados Unidos (CAP por sus siglas en inglés) que ha dedicado su carrera al conflicto entre Rusia y Ucrania, dijo a VOA que el mensaje que se está enviando desde Moscú es “muy serio” en tanto que Vladimir Putin, con sus acciones, ya ha evidenciado que tiene la intención de invadir el país ucraniano a pesar de las consecuencias.
Teniendo en cuenta este escenario, insiste, hay motivos suficientes para pensar que, a su juicio, “no hay duda de que la invasión es inminente” a pesar de las sanciones que ha puesto en marcha la Casa Blanca junto a sus aliados para frenar las intenciones del Kremlin.
“Hay más de cien mil tropas preparadas en la frontera, y ese es el mismo número de tropas que utilizó el ejército de Estados Unidos cuando invadió Irak”, expuso Bergmann para dar entender que esta situación “es de extrema gravedad” y que se deben poner en marcha los mecanismos necesarios para estar preparados ante cualquier tipo de intervención militar.
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La Casa Blanca, con Joe Biden al frente, ya dijo que no se va a quedar con los brazos cruzados. “Rusia está considerando sus siguientes pasos, pero nosotros también”, pronunció el mandatario estadounidense en el discurso pronunciado desde Washington para anunciar el paquete de sanciones.
Pero Estados Unidos quiere priorizar, por ahora, el diálogo y la diplomacia antes de tomar medidas mucho más trascendentales, aunque desde el Gobierno ya han dicho que están preparados “para responder” ante cualquier tipo de ataque.
“Vamos a implementar sanciones adicionales, pero a la vez vamos a reforzar a nuestros aliados de la OTAN”, añadió Biden subrayando que se va a “proteger cada pulgada del territorio” y que se van a cumplir con “las obligaciones” de la Organización del Tratado del Atlántico Norte.
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