Lo más probable es que el proyecto pase al Consejo Permanente de la OEA y regrese al grupo de trabajo para seguir el debate interno. El peor escenario para las organizaciones civiles que respaldan a la CIDH sería que se reforme el estatuto del órgano.
La Organización de los Estados Americanos, OEA, sobrevivirá, aunque golpeada, su 42ª. Asamblea General a pesar de los ataques contra el sistema interamericano de derechos humanos, las quejas contra la “dictadura mediática” y los llamados a “renovarse o desaparecer”.
“La presencia de sólo dos presidentes y la ausencia de varios cancilleres deja la sensación que la 42ª. Asamblea de la OEA ha perdido otro peldaño en su jerarquía y puede ver restringido su radio de acción e incidencia en la región”, escribió en una nota el periódico boliviano El Diario.
Entre esos ausentes está la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton y el canciller chileno, Alfredo Moreno, enfadado por los reclamos marítimos de Bolivia. Ayer se retiró sin explicaciones la secretaria adjunta para asuntos hemisféricos del departamento de Estado, Roberta Jacobson, quien sí estuvo para la inauguración de la Asamblea.
Insulza matizó los señalamientos sobre las ausencias. “Nosotros siempre queremos que vayan todos los cancilleres, pero también depende mucho de lo que esté pasando con su agenda”, dijo, a la vez que disculpó a la jefa de la diplomacia estadounidense de quien dijo tiene otros temas como la negociación sobre el programa nuclear de Irán o “los problemas entre Afganistán y Pakistán”.
Otros analistas, como José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch también ha mostrado su preocupación por el futuro del organismo regional.
“La OEA pasa por la peor crisis de su historia”, dijo Vivanco a la Voz de América. “Estamos en una crisis muy profunda (creada por) los enemigos del sistema interamericano de derechos humanos, encabezada por el ALBA y el propio secretario (general de la OEA) José Miguel Insulza”, agregó.
Pero Bolivia, Ecuador y Venezuela han aprovechado el vacío y el manejo de la agenda para manifestarse por la necesidad de reformar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a la que acusan de defender intereses políticos y económicos contrarios a sus estados. El presidente boliviano, Evo Morales incluso llegó a plantear una "refundación" de la OEA y de varias de sus instituciones, a las que calificó como "mecanismos de dominación estadounidense".
El canciller de Ecuador reveló este martes que durante la jornada anterior se llevó a cabo una reunión informal entre algunos jefes de delegación para tratar de provocar la votación y aprobación por mayoría –y no por consenso, que es lo usual—de una propuesta de reforma de la CIDH y acusó a un grupo pequeño de países de intentar bloquear la medida.
La propuesta tiene que ver con la posibilidad de que la OEA apruebe un informe de su secretario que otorgaría a la Asamblea General poderes para definir lo que la CIDH y sus relatorías pueden hacer o no con la posibilidad de que sus informes sean discutidos con los gobiernos, lo que a juicio de organizaciones civiles es un peligro que debilitaría a ese organismo y arriesgaría su independencia y autonomía.
El secretario Insulza, parece concordar, al menos en parte, con el informe que se ha elaborado y ha dicho que la Comisión debe actuar menos como "tribunal" y buscar más "soluciones amistosas con los Estados", pero dijo que las enmiendas buscan fortalecer al órgano y descartó que se vayan a aprobarlas en Cochabamba.
Organizaciones civiles sostienen que los críticos más visibles son los países del ALBA pero que otras naciones también tienen serios cuestionamientos a la CIDH. Entre ellas citaron a Brasil, desde que el año pasado la Comisión aceptó una demanda de indígenas amazónicos en contra de la construcción de una represa.
Lo más probable es que el proyecto pase al Consejo Permanente de la OEA y regrese al grupo de trabajo para seguir el debate interno. El peor escenario para las organizaciones civiles que respaldan a la CIDH sería que se reforme el estatuto del órgano, porque entonces muchos gobiernos querrán incluir enmiendas en muchos temas.
La embajadora de Estados Unidos ante la OEA, Carmen Lomellin anticipó que la declaración de la OEA optará por "continuar la conversación sobre el fortalecimiento de la Carta Democrática Interamericana " hasta alcanzar un documento que "garantice la autonomía e independencia de la CIDH".
Pero la representante estadounidense cuestionó que los esfuerzos se hayan concentrado más en debilitar el sistema interamericano que en fortalecerlo.
En eso también coincidió Vivanco. “Existe cada vez mayor conciencia entre la sociedad civil de los derechos que son protegidos por la Convención americana de DD.HH”, dijo, “el problema es que algunos gobiernos están en una campaña para debilitar la eficacia de la Comisión y la Corte Interamericana de DD.HH.”
Hoy por la tarde, en la jornada conclusiva, se presentará el informe sobre la CIDH, además de los otros temas que se anticipan conflictivos como la demanda marítima boliviana y el reclamo argentino por las Malvinas.
“La presencia de sólo dos presidentes y la ausencia de varios cancilleres deja la sensación que la 42ª. Asamblea de la OEA ha perdido otro peldaño en su jerarquía y puede ver restringido su radio de acción e incidencia en la región”, escribió en una nota el periódico boliviano El Diario.
Entre esos ausentes está la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton y el canciller chileno, Alfredo Moreno, enfadado por los reclamos marítimos de Bolivia. Ayer se retiró sin explicaciones la secretaria adjunta para asuntos hemisféricos del departamento de Estado, Roberta Jacobson, quien sí estuvo para la inauguración de la Asamblea.
Insulza matizó los señalamientos sobre las ausencias. “Nosotros siempre queremos que vayan todos los cancilleres, pero también depende mucho de lo que esté pasando con su agenda”, dijo, a la vez que disculpó a la jefa de la diplomacia estadounidense de quien dijo tiene otros temas como la negociación sobre el programa nuclear de Irán o “los problemas entre Afganistán y Pakistán”.
Otros analistas, como José Miguel Vivanco, director de la División de las Américas de Human Rights Watch también ha mostrado su preocupación por el futuro del organismo regional.
“La OEA pasa por la peor crisis de su historia”, dijo Vivanco a la Voz de América. “Estamos en una crisis muy profunda (creada por) los enemigos del sistema interamericano de derechos humanos, encabezada por el ALBA y el propio secretario (general de la OEA) José Miguel Insulza”, agregó.
Pero Bolivia, Ecuador y Venezuela han aprovechado el vacío y el manejo de la agenda para manifestarse por la necesidad de reformar la Comisión Interamericana de Derechos Humanos a la que acusan de defender intereses políticos y económicos contrarios a sus estados. El presidente boliviano, Evo Morales incluso llegó a plantear una "refundación" de la OEA y de varias de sus instituciones, a las que calificó como "mecanismos de dominación estadounidense".
El canciller de Ecuador reveló este martes que durante la jornada anterior se llevó a cabo una reunión informal entre algunos jefes de delegación para tratar de provocar la votación y aprobación por mayoría –y no por consenso, que es lo usual—de una propuesta de reforma de la CIDH y acusó a un grupo pequeño de países de intentar bloquear la medida.
La propuesta tiene que ver con la posibilidad de que la OEA apruebe un informe de su secretario que otorgaría a la Asamblea General poderes para definir lo que la CIDH y sus relatorías pueden hacer o no con la posibilidad de que sus informes sean discutidos con los gobiernos, lo que a juicio de organizaciones civiles es un peligro que debilitaría a ese organismo y arriesgaría su independencia y autonomía.
El secretario Insulza, parece concordar, al menos en parte, con el informe que se ha elaborado y ha dicho que la Comisión debe actuar menos como "tribunal" y buscar más "soluciones amistosas con los Estados", pero dijo que las enmiendas buscan fortalecer al órgano y descartó que se vayan a aprobarlas en Cochabamba.
Organizaciones civiles sostienen que los críticos más visibles son los países del ALBA pero que otras naciones también tienen serios cuestionamientos a la CIDH. Entre ellas citaron a Brasil, desde que el año pasado la Comisión aceptó una demanda de indígenas amazónicos en contra de la construcción de una represa.
Lo más probable es que el proyecto pase al Consejo Permanente de la OEA y regrese al grupo de trabajo para seguir el debate interno. El peor escenario para las organizaciones civiles que respaldan a la CIDH sería que se reforme el estatuto del órgano, porque entonces muchos gobiernos querrán incluir enmiendas en muchos temas.
La embajadora de Estados Unidos ante la OEA, Carmen Lomellin anticipó que la declaración de la OEA optará por "continuar la conversación sobre el fortalecimiento de la Carta Democrática Interamericana " hasta alcanzar un documento que "garantice la autonomía e independencia de la CIDH".
Pero la representante estadounidense cuestionó que los esfuerzos se hayan concentrado más en debilitar el sistema interamericano que en fortalecerlo.
En eso también coincidió Vivanco. “Existe cada vez mayor conciencia entre la sociedad civil de los derechos que son protegidos por la Convención americana de DD.HH”, dijo, “el problema es que algunos gobiernos están en una campaña para debilitar la eficacia de la Comisión y la Corte Interamericana de DD.HH.”
Hoy por la tarde, en la jornada conclusiva, se presentará el informe sobre la CIDH, además de los otros temas que se anticipan conflictivos como la demanda marítima boliviana y el reclamo argentino por las Malvinas.