Aunque no es una competencia oficial, los atletas estadounidenses se impusieron sobre los chinos en el conteo de medallas.
Si hacemos caso al Comité Olímpico Internacional, las medallas se ganan individualmente, los atletas y no los países se las cuelgan encima y no existe una coronación oficial al país con más medallas.
Pero nadie puede ignorar que Estados Unidos y China libraron, como en otras ocasiones, la disputa del medallero, cuya punta se alternaron a lo largo de las dos semanas y media de acción, a penas distraídos por las sorprendentes performances de los atletas anfitriones, que sobre todo en el atletismo, salieron de la nada para otorgarle a Gran Bretaña el puesto del tercer país más premiado.
Al final ha sido Estados Unidos el que ha quedado en primer lugar, volteando los papeles con respecto a Beijing en el cómputo de oros y en el acumulado global, que incluye las medallas de plata y bronce.
Estados Unidos obtuvo 46 medallas de oro, contra 38 de China, mientras en el acumulado global la diferencia fue de 104-87.
Para Estados Unidos, el marcar la supremacía sobre los chinos convalida su modelo deportivo basado en la financiación privada y la competencia en los programas deportivos de sus universidades. Pero no se pueden obviar los extremos de sacrificio en los que incurren las familias de sus atletas, como el caso de la gimnasta afroestadounidense Gabby Douglas, la primera mujer de raza en ganar oro en esa especialidad. Poco después de ganar el concurso individual, trascendió que su madre se había declarado en bancarrota.
China, a la usanza de la Unión Soviética y de la Alemania Oriental de otros tiempos, se sustenta con un rígido proyecto estatal que pasa una factura de sacrificio muy grande a su talento. Durante los juegos, se dieron a conocer las situaciones de deportistas que confesaron que perdían todo contacto con sus familias para dedicarse exclusivamente a entrenar.
Gran Bretaña hizo buen uso del apoyo local para terminar tercera, con 65 medallas, de las cuales 29 fueron de oro. Rusia fue cuarto con 82 medallas, pero sólo con 24 de oro.
Entre los países latinoamericanos el mejor ubicado fue Brasil, en el puesto 16, con 17 medallas incluidas 3 de oro; Cuba, en el puesto 17, con 14 medallas y 5 de oro; Jamaica en el puesto 22, con 12 medallas y 4 de oro; Colombia, en el puesto 30, con 8 medallas totales y 1 de oro; y México en el puesto 33, con 7 medallas y el oro en el fútbol masculino al derrotar a Brasil.
Guatemala, por su parte, que nunca había ganado medalla alguna en los Juegos, se agenció una plata, conseguida por su marchista Erick Barrondo.
Pero nadie puede ignorar que Estados Unidos y China libraron, como en otras ocasiones, la disputa del medallero, cuya punta se alternaron a lo largo de las dos semanas y media de acción, a penas distraídos por las sorprendentes performances de los atletas anfitriones, que sobre todo en el atletismo, salieron de la nada para otorgarle a Gran Bretaña el puesto del tercer país más premiado.
Al final ha sido Estados Unidos el que ha quedado en primer lugar, volteando los papeles con respecto a Beijing en el cómputo de oros y en el acumulado global, que incluye las medallas de plata y bronce.
Estados Unidos obtuvo 46 medallas de oro, contra 38 de China, mientras en el acumulado global la diferencia fue de 104-87.
Para Estados Unidos, el marcar la supremacía sobre los chinos convalida su modelo deportivo basado en la financiación privada y la competencia en los programas deportivos de sus universidades. Pero no se pueden obviar los extremos de sacrificio en los que incurren las familias de sus atletas, como el caso de la gimnasta afroestadounidense Gabby Douglas, la primera mujer de raza en ganar oro en esa especialidad. Poco después de ganar el concurso individual, trascendió que su madre se había declarado en bancarrota.
China, a la usanza de la Unión Soviética y de la Alemania Oriental de otros tiempos, se sustenta con un rígido proyecto estatal que pasa una factura de sacrificio muy grande a su talento. Durante los juegos, se dieron a conocer las situaciones de deportistas que confesaron que perdían todo contacto con sus familias para dedicarse exclusivamente a entrenar.
Gran Bretaña hizo buen uso del apoyo local para terminar tercera, con 65 medallas, de las cuales 29 fueron de oro. Rusia fue cuarto con 82 medallas, pero sólo con 24 de oro.
Entre los países latinoamericanos el mejor ubicado fue Brasil, en el puesto 16, con 17 medallas incluidas 3 de oro; Cuba, en el puesto 17, con 14 medallas y 5 de oro; Jamaica en el puesto 22, con 12 medallas y 4 de oro; Colombia, en el puesto 30, con 8 medallas totales y 1 de oro; y México en el puesto 33, con 7 medallas y el oro en el fútbol masculino al derrotar a Brasil.
Guatemala, por su parte, que nunca había ganado medalla alguna en los Juegos, se agenció una plata, conseguida por su marchista Erick Barrondo.