Operaciones militares de Francia

  • Lisa Bryant

Militares franceses preparan el avión de combate Mirage 2000 para una misión en Libia el 23 de marzo de 2011.

Algunos analistas consultados por la Voz de América dijeron que Francia actuó bien al intervenir en Libia y Costa de Marfil.

Las tres operaciones militares del Ejército francés en Afganistán, Libia y Costa de Marfil son muy diferentes entre sí. La participación de Francia en Afganistán es un vestigio del anterior gobierno conservador y se realiza en el marco de la OTAN.

Pero recientemente, Francia ha ayudado a combatir los disturbios en Libia y Costa de Marfil, una muestra de que el presidente Nicolas Sarzoky está más predispuesto a usar sus fuerzas en conflictos internacionales.

En una serie de entrevistas esta semana, incluida una en el canal France 2, el ministro de Relaciones Exteriores Alain Juppe dijo que la política exterior de Francia no ha cambiado.

Juppe dijo que tanto en el caso de Libia como Costa de Marfil, Francia estaba trabajando en el marco del derecho internacional, especialmente bajo los mandatos de las Naciones Unidas para proteger a los civiles. Él dijo que Francia no tenía intenciones de implementar una política exterior más a la ofensiva.

Pero analistas ven otros motivos que impulsan las acciones de Francia. En Libia, París no solo lanzó el primer ataque aéreo contra las fuerzas leales al líder libio Muammar Gadhafi, sino que también fue el primer país en reconocer el Consejo Nacional Libio de los rebeldes en Bengasi. En Costa de Marfil, las fuerzas francesas de Licorne y las tropas de la ONU atacaron a las fuerzas del presidente Laurent Gbagbo.

Clara O’Donnell, investigadora del Centro para la Reforma Europea con sede en Londres, dijo que el papel preponderante de Francia en Libia fue una sorpresa para ella.

“Francia –y particularmente el presidente Sarkozy- hizo un giro de casi 180 grados en el período previo a la intervención. Francia tenía vínculos muy estrechos con Libia en los últimos años, y fue de un extremo al otro”, dijo O’Donnell.

El intelectual francés Bernard Henry Levy, que tiene estrechos vínculos con el consejo opositor de Bengasi, dijo que Sarkozy fue persuadido a actuar tras reunirse con los principales miembros del consejo a pedido de Levy.

“Me sentí orgulloso y me siento muy orgulloso de que mi país haya tomado una buena decisión. Y por haber tenido, quizá, una influencia sobre los demás”, dijo Levy.

En el caso de Costa de Marfil, el prominente periodista marfileño Venance Konan dijo que Sarkozy estuvo bien en intervenir y evitar que más civiles murieran. Según dijo, aunque algunos marfileños acusen a la antigua potencia colonial de intervencionismo, la mayoría no lo ve de esa manera.

“No hay que olvidar que la mayoría de la población de Costa de Marfil votó por el internacionalmente reconocido presidente Alassane Ouattara, y esa mayoría apoyará a Sarozky por ayudarlos a instaurar la democracia”, dijo Konan.

¿Qué es lo que impulsa a Sarkozy a actuar? En el caso de Libia, el presidente podría querer redimirse por apoyar inicialmente al antiguo régimen del vecino Túnez durante las revueltas ocurridas en enero, según el analista Philippe Moreau Defarge, del Instituto Francés de Relaciones Internacionales dijo que.

“Francia tiene el mismo dilema que Estados Unidos: por un lado, cuando eres una gran potencia, muy presente en la región, quieres preservar estabilidad, tu prioridad es la estabilidad”, dijo Defarge.

Pero al final, Defarge cree que Francia y Estados Unidos apoyaran en última instancia la democracia.

Sin embargo, el analista cree que hay otro motivo por el cual Sarkozy aplica una política exterior más ‘agresiva’: “Francia quiere mantener su estatus de gran potencia y preservar una determinada política exterior”, dijo. “Y hasta cierto punto, quizá los diplomáticos franceses están contentos de tener una Unión Europea tan pasiva, como forma de demostrar que Europa necesita tener grandes potencias como Francia”.

O’Donnell coincide en que la intervención de Francia contrasta con la tibia reacción de la Unión Europea ante el conflicto en Libia. La analista comparó esta situación con el conflicto en los Balcanes hace una década.

“Lo que es sorprendente es que pasó una década y tenemos los mismos problemas”, dijo O’Donnell. “Todavía tenemos desacuerdos muy fuertes respecto a si Libia debe ser percibida como una amenaza estratégica, y desacuerdos muy fuertes respecto a si usar la fuerza es la mejor manera de lidiar con esa amenaza”, dijo.

“Además, la capacidad militar de la mayoría de los países es muy limitada”, agregó. “Y creo que es una triste muestra de los escasos progresos que los europeos han hecho para tratar de establecer una política de defensa común”.

Las consecuencias de esto, según O’Donnell, son las siguientes: Francia y Gran Bretaña están desilusionadas con la política de defensa común de Europa. Y estos dos países seguirán avanzando militarmente cada vez más, en algunos casos sin el apoyo de otros, dijo la analista.