El presidente nicaragüense, Daniel Ortega, se ausentará nuevamente de la Asamblea General de las Naciones Unidas como lo ha venido haciendo desde hace más de 15 años consecutivos desde que retornó al poder.
En su lugar hablará el canciller Denis Moncada informó el jueves la esposa del mandatario y también vicepresidenta, Rosario Murillo.
La última vez que Ortega habló en una Asamblea General de la ONU fue en 2007, un año después de haber asumido su mandato y como se esperaba fue un discurso en donde arengó contra Estados Unidos. Los años siguientes delegó en otros representantes el discurso correspondiente a Nicaragua.
En esta ocasión que el canciller Moncada hablará nuevamente, se espera que el discurso sea el mismo de años atrás: Ataques verbales contra Washington, sobre todo por las sanciones impuestas contra el gobierno de Ortega señalado de violaciones a los derechos humanos y por socavar la democracia.
De hecho Moncada adelantó en un medio oficialista en Nicaragua que el próximo lunes que será su intervención, "la posición del Gobierno del presidente Daniel Ortega (...) será en defensa de la soberanía, defensa de la integración territorial, defensa de la dignidad nacional, autodeterminación”.
Pero lejos de todo esto, ¿cuál es la razón de las cada vez más comunes ausencias del mandatario?
Analistas consultados por la Voz de América interpretan esta acción como un auto aislamiento de Ortega, el cual ha tomado ante el rechazo incluso de los mismos gobiernos que comulgan con su ideología política.
Por ejemplo, el presidente chileno, Gabriel Boric, de tendencia izquierdista al igual que Ortega, al finalizar su discurso en las Naciones Unidas, pidió la liberación de los presos políticos en Nicaragua, y en otra ocasión se ha referido en especial a la detención de la exguerrillera sandinista Dora María Téllez, una figura clave durante la Revolución Sandinista.
“Ortega ha caído en la orfandad política. Es un huérfano en la región de todo el hemisferio. No encuentra cabida dentro de esta nueva izquierda liderada por los presidentes de Colombia, México y Argentina; esos tres países la encabezan y están dispuestos siempre a defender a Cuba y a Venezuela, no así a la dictadura de Ortega”, dice Arturo McFields Yescas, exrepresentante de Nicaragua ante la OEA.
También lea Gobierno de Daniel Ortega saca del aire señal de CNN en Español en NicaraguaPor su parte, el exembajador de Costa Rica en la ONU, Eduardo Ulibarri, considera que con esta ausencia de los foros internacionales, Ortega manda un mensaje. Por un lado, de debilidad interna, porque “los dictadores que se sienten más inseguros en el poder son aquellos más renuentes a abandonar su país por temor a que ese abandono conduzca a un fin del régimen o de su mandato”.
El escritor y periodista nicaragüense Fabián Medina en el libro que escribió años atrás titulado: El preso 198, retrata a Ortega como una persona que tiene terror a ser interpelado en público por lo que evita exponerse a un debate.
Y eso se hizo visible, según Medina, después del triunfo de la Revolución Sandinista en 1979, en donde Ortega, junto a otros exguerrilleros se hicieron con el poder, y el hoy mandatario intentó “ser un humano normal, salir con la familia a comer y andar por las calles, hasta que un par de incidentes públicos lo convencieron de las ventajas de sus encierros”.
Aparte de la personalidad de Ortega citada en libro, el exdiplomático Ulibarri cree que el aislamiento del líder sandinista obedece a que este ha construido barreras alrededor de Nicaragua para impedir que la comunidad internacional trate de influir en el país a través de él, es decir que sea persuadido.
“Ortega ha decidido desde hace tiempo aislarse del mundo, ensimismarse, crear una dictadura insular que no sólo irrespeta de una manera reiterada los derechos de su propio pueblo, que es lo peor, sino que también los principios básicos del orden internacional”, afirma el excanciller costarricense Eduardo Ulibarri.
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