El comandante principal de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán, adviritió que el plan para entregar la dirección del conflicto a las fuerzas afganas no evitará daños a las fuerzas de la coalición.
La cumbre de líderes de la OTAN ha declarado que el fin de la guerra en Afganistán está a la vista aun cuando tienen dificultades para mantenerse unidos en todos los flancos.
El presidente estadounidense Barack Obama dijo que todavía faltan días difíciles y que seguramente habrá más combates y con ellos correrá más sangre, pero prefirió dedicar más tiempo al futuro después del 2014, cuando "la guerra afgana como la entendemos haya terminado".
El jefe de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, matizó los planes, diciendo que "no hay prisa por salir" de Afganistán.
"Continúan sin variación nuestros objetivos, nuestra estrategia, nuestro itinerario", apuntó.
Por su parte, el general John Allen, comandante principal de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán, emitió el domingo una severa advertencia de que el plan para entregar en los próximos meses la dirección del conflicto a las fuerzas afganas no evitará daños a las fuerzas de la coalición.
"Este traslado (de responsabilidades) no significa que no estaremos combatiendo", señaló Allen. "No significa que no habrá combate".
Algunos asistentes advirtieron en contra de copiar los planes del presidente de Francia, Francois Hollande, de retirar anticipadamente las tropas de combate, mientras que otros restaron importancia a las tensiones internas de la alianza.
"Así como nos hemos sacrificado juntos por nuestra seguridad común, vamos a estar unidos en nuestra determinación de completar esta misión", dijo Obama.
A parte de esas divergencias, la posición del presidente paquistaní Asif Ali Zardari, uno de los últimos invitados a la cumbre en Chicago, provocó escozor cuando manifestó que todavía hay “detalles que arreglar” sobre el permiso de su país para abastecer las fuerzas aliadas desde su territorio.
La frontera entre Pakistán y Afganistán fue cerrada a los camiones de abastecimiento de la OTAN en protesta por bombardeos y ataques no autorizados dentro de Pakistán que, según ellos, causaron la muerte injustificada a decenas de civiles y soldados.
Las fuerzas afganas se ocuparán de la seguridad en todo su país el año próximo y no en 2014, pese al desempeño disparejo que han tenido hasta pese bajo la tutela de Estados Unidos y otras naciones.
El cambio es gran parte una respuesta a que el respaldo popular a la guerra se ha desplomado en Europa y Estados Unidos, que han aportado el grueso de los 130.000 efectivos foráneos que ahora enfrentan a la insurgencia del Talibán. Una mayoría de los estadounidenses considera ahora que la guerra no se puede ganar o que no vale la pena continuarla.
http://www.youtube.com/embed/Ad95wP21iRM
El presidente estadounidense Barack Obama dijo que todavía faltan días difíciles y que seguramente habrá más combates y con ellos correrá más sangre, pero prefirió dedicar más tiempo al futuro después del 2014, cuando "la guerra afgana como la entendemos haya terminado".
El jefe de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, matizó los planes, diciendo que "no hay prisa por salir" de Afganistán.
"Continúan sin variación nuestros objetivos, nuestra estrategia, nuestro itinerario", apuntó.
Por su parte, el general John Allen, comandante principal de las fuerzas de Estados Unidos y la OTAN en Afganistán, emitió el domingo una severa advertencia de que el plan para entregar en los próximos meses la dirección del conflicto a las fuerzas afganas no evitará daños a las fuerzas de la coalición.
"Este traslado (de responsabilidades) no significa que no estaremos combatiendo", señaló Allen. "No significa que no habrá combate".
Algunos asistentes advirtieron en contra de copiar los planes del presidente de Francia, Francois Hollande, de retirar anticipadamente las tropas de combate, mientras que otros restaron importancia a las tensiones internas de la alianza.
"Así como nos hemos sacrificado juntos por nuestra seguridad común, vamos a estar unidos en nuestra determinación de completar esta misión", dijo Obama.
A parte de esas divergencias, la posición del presidente paquistaní Asif Ali Zardari, uno de los últimos invitados a la cumbre en Chicago, provocó escozor cuando manifestó que todavía hay “detalles que arreglar” sobre el permiso de su país para abastecer las fuerzas aliadas desde su territorio.
La frontera entre Pakistán y Afganistán fue cerrada a los camiones de abastecimiento de la OTAN en protesta por bombardeos y ataques no autorizados dentro de Pakistán que, según ellos, causaron la muerte injustificada a decenas de civiles y soldados.
Las fuerzas afganas se ocuparán de la seguridad en todo su país el año próximo y no en 2014, pese al desempeño disparejo que han tenido hasta pese bajo la tutela de Estados Unidos y otras naciones.
El cambio es gran parte una respuesta a que el respaldo popular a la guerra se ha desplomado en Europa y Estados Unidos, que han aportado el grueso de los 130.000 efectivos foráneos que ahora enfrentan a la insurgencia del Talibán. Una mayoría de los estadounidenses considera ahora que la guerra no se puede ganar o que no vale la pena continuarla.
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