Primer encierro sanferminero

Nadie resultó corneado, y al menos una persona fue atendida en un hospital por lesiones en una rápida carrera que duró menos de tres minutos.

La faja y el pañuelico rojos se alzan en la plaza del ayuntamiento para recibir las fiestas españolas más populares en todo el mundo.

Miles de corredores se apuntaron al primer encierro sanferminero de 2011, corriendo por delante de seis robustos toros en la ciudad española de Pamplona.

Nadie resultó corneado, y al menos una persona fue atendida en un hospital por lesiones en una rápida carrera que duró menos de tres minutos.

El festival continúa hasta el 14 de julio.

El chupinazo

Todos los meses celebrando la escalera (uno de enero, dos de febrero, tres de marzo…). Te levantas un 6 de julio, el día antes del Santo patrón de Pamplona, pruebas la ropa blanca impoluta que colocaste la noche anterior, bien planchada y con olor a limpio. La faja bien ajustada y el pañuelo rojo colgado en la muñeca. Todo un ritual.

Llegas a la plaza del Ayuntamiento, o donde se puede. La masa te empuja, la gente sonríe y unos cuantos ya llevan unas copas de más. Los extranjeros bailan y cantidad de objetos vuelan por el cielo pasando de unas manos a otras. Todos son amigos de todos, todos se conocen y todos aguardan a que lleguen las 12 del mediodía.

“Pamploneses…” es el momento “pamplonesas… ¡Viva San Fermín!, ¡gora San Fermín!”.

Enrique Maya, alcalde de Pamplona, ha prendido este mediodía el chupinazo que ha dado comienzo a las fiestas de San Fermín.

Si no saltas te aplastan, si no cantas te gritan, si no festejas te sacan. Te olvidas del blanco, te olvidas de la vergüenza, de los desconocidos del champán que te cae por encima de la batalla de huevos que ves más allá, de la gente que te pisa, del zapato que ya perdiste lejos de donde estabas…

Vivir los sanfermines es una experiencia inolvidable. La gente, el blanco el rojo, sólo queda una palabra, como lo definió el autor estadounidense: Fiesta.

San Fermín se ha convertido en una fiesta mundial que congrega a gente de todas partes del mundo.

Algunos rituales que no te puedes perder

http://www.youtube.com/embed/AUJi6FioroU

El chupinazo es sólo el comienzo de una larga lista de actividades que durante los siete días que duran las fiestas mantienen a la ciudad despierta. Pero una vez se da inicio a la fiesta la ciudad no se detiene.

Si los encierros de toros te parecen peligrosos no te puedes perder otra tradición, menos conocida pero igual de salvaje. La fuente de la calle Calderería tiene decenas de años y una altura impresionante, pero no son pocos los atrevidos que para celebrar el inicio de las fiestas trepan hasta la cima y aguardan a que se forme un grupo debajo de la fuente que les soporte cuando se tiran.

Para los que se atrevieron y consiguieron caer en las manos de los buenos sanfermineros, es común recorrer las calles del Casco Antiguo de la ciudad gritando a los balcones de las casas para que les tiren agua que sofoque el calor.

Si todavía no estás manchado –tarea complicada- puedes ir a la Plaza del Castillo, donde la harina, el kétchup y las serpentinas se reparten a todo el que pasa.

Tips para principiantes

*El día se San Fermín es originalmente el 7 de julio, pero las fiestas comienzan un día antes para poder rendirle tributo al patrón de la ciudad. De ahí la canción ‘Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo, cuatro de abril, cinco de mayo, seis de junio, siete de julio San Fermín. A Pamplona hemos de ir con una media, con una media, a Pamplona hemos de ir, con una media y un calcetín”.

*El ‘almuercico’: antes de comenzar el día del chupinazo las ‘cuadrillas’, como se conoce en Pamplona a los grupos de amigos, se reúnen para desayunar un buen plato de chorizo a la sidra que les de fuerza para aguantar todo el día y siete noches.

*En el momento del chupinazo el pañuelo se debe sacar de la muñeca, donde se lleva antes de las 12, para levantarlo mientras el alcalde habla y cuando lanza los cohetes inaugurales. Una vez se da inicio a las fiestas, lo mejor es llevarlo al cuello.

*La bota, es la mejor forma de probar el buen vino navarro.

*Después del encierro, un buen desayuno de chocolate con churros en El Churrero de Lerín, de la calle Estafeta, ayuda a recomponerse de cualquier susto.