En España, tras la desescalada de medidas impuestas por la pandemia, los grupos juveniles o pandillas han vuelto a salir a las calles. Algunos altercados originados recientemente han hecho que estos grupos estén de nuevo en la opinión pública y en la agenda mediática.
La Voz de América habló con expertos para conocer de cerca las diferentes aristas de este fenómeno.
“Quería que la gente me respetara”
Arthur (nombre ficticio para resguardar su identidad) llegó a ser Rey. Pero tuvo que pagar un precio muy caro por reinar. Tras estar inmerso en varios conflictos y pasar por cinco centros penitenciarios, este joven ecuatoriano hace un balance de su experiencia como pandillero en España a la Voz de América.
Arthur emigró a Madrid en el año 2002, cuando tenía 14 años. Llegó junto a su madre, quien pasaba toda la jornada trabajando fuera de casa para poder llegar a fin de mes y enviar remesas a su familia. Él relata que se sentía muy solo, por lo que empezó a salir en busca de nuevas amistades.
Y justamente en una de estas salidas conoció al grupo de los Latin King, a los que se sintió atraído desde el primer momento. “Yo quería que la gente me respetara, que me tuvieran miedo, que se lo pensaran dos veces antes de meterse conmigo”. Tras ser maltratado por su padre en su país natal, el joven encontró en la banda una segunda familia y un escudo protector: “Siempre te dicen que son tu familia, tus hermanos, que siempre van a estar apoyándote”.
Sin embargo, explica que cuando fue encarcelado en varios centros penitenciarios por llevar a cabo actos delictivos que no detalla, no recibió apoyo del grupo. “Yo pagué cárcel por una condena que ellos me tiraron encima. Todo eso me iba agobiando (...) Todo eso te lleva a tener un peso en la conciencia, no dormir tranquilo”.
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“Merecen un voto de confianza”
Arthur explica que fue su madre, quien, desesperada ante las decisiones que había tomado su hijo, lo invitó al Centro de Ayuda Cristiano, una institución religiosa que a través del proyecto “Fuerza Joven”, se dedica a facilitar la salida de los jóvenes de las pandillas y a apoyar a las familias de éstos mediante ayuda emocional, psicológica y jurídica.
“Se suele decir que una vez ingresas y haces el juramento no se puede salir, y no es verdad”, explica el pastor Alberto Díaz, quien, a través del programa, iniciado en 2014, ha logrado apartar en torno a 300 personas de estos grupos.
“Estamos contentos cuando vemos a un joven que tiene una vida normal, que se gana la vida con dignidad, que vuelve a estudiar y que respeta a la familia. (...) Estamos en deuda con los jóvenes y merecen un voto de confianza. Continuaremos trabajando para enseñarles que hay un futuro más allá de la calle y las bandas”, concluye.
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Características de las pandillas en España
Carles Feixa, catedrático en Antropología en la Universidad Pompeu Fabra y director del proyecto Transgang, basado en el estudio de estos grupos, explica que actualmente las agrupaciones juveniles de calle, terminología usada en su campo de estudio, han ganado notoriedad en el país.
“A menudo la policía o los medios han dicho que ya se había acabado el problema, pero persiste. Hay momentos de cresta que responden a determinadas coyunturas (...) Después del desconfinamiento de la pandemia, durante un período en el que no había grupos juveniles de calle porque no había calle, vuelven a ser visibles”, explica.
Uno de los cambios más relevantes que ha detectado el equipo de Feixa respecto a estos grupos está relacionado con la nacionalidad de sus integrantes, ya que, actualmente, no solamente están formados por migrantes latinoamericanos, como se daba en el pasado, cuando los ecuatorianos eran la nacionalidad dominante.
“También hay menores que han nacido o crecido aquí y que cuando llegan a la adolescencia y a la juventud buscan un referente que no encuentran en otros lugares”, explica el profesor universitario.
Dice incluso que en los últimos años las mujeres han ido adquiriendo “un mayor protagonismo”.
“Son las más interesadas en la transformación de estos grupos (...) En que la violencia no sea la forma dominante de interacción, sino que pueda haber negociación y paz para integrarse en la sociedad en la que forman parte”, dice Feixa.
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¿Qué grupos hay en España y dónde se encuentran?
En España, estos grupos suelen ser denominados por gran parte de los medios de comunicación y por las autoridades como “bandas latinas”, aunque los expertos luchan para erradicar este término y alejar a la comunidad latinoamericana del estigma que suponen las agrupaciones juveniles callejeras.
Aunque puedan formarse nuevos grupos, los más numerosos en el país siguen siendo los Latin Kings y los Ñetas. Los más visibles, debido a recientes actuaciones policiales relacionadas con ellos, son los Trinitarios, los Dominacan Don’t Play (DDP) y los Blood. También hay otras bandas como los Forty Two y los Crips.
Por otro lado, la mayoría de estas bandas suelen tener una jerarquía similar. Los “bandejeros” están en el escalón más bajo. Arriba se encuentran los que tienen un cargo intermedio, llamados “cabezas” y “líderes”. Y los que tienen un mayor rango son denominados “supremos” o “reyes”.
Pero, ¿dónde su ubican?
Los especialistas señalan que las pandillas se encuentran donde hay “periferias urbanas, problemas de marginalidad y migración transnacional”, factores que suelen darse en las comunidades con ciudades más grandes, como Cataluña, la Comunidad Valenciana y la Comunidad de Madrid. Aunque según indica la delegación del Gobierno de la Comunidad Foral de Navarra, además de estar “plenamente afincados en zonas urbanas”, estos grupos “se han extendido paulatinamente a ciudades de población más reducida”.
¿Qué factores les pueden llevar a delinquir?
Por otra parte, Carles Feixa afirma que una parte delictiva, como la utilización o explotación por parte de mafias organizadas como las del narcotráfico, puede afectar a estos grupos cuando se trata de “una cuestión de supervivencia”.
Recalca que circunstancias como “la precariedad laboral, las dificultades de acceso al trabajo” y la “falta de mediación” con sus integrantes, son algunos de los factores que desencadenaron algunos conflictos en los últimos meses de desescalada.
Precisamente esta semana, la delegada del Gobierno en Madrid, Mercedes González, aseguró en una entrevista en la Cadena SER que en la Comunidad de Madrid están apareciendo “nuevas bandas juveniles” y que están “cogiendo cuerpo” de manera sustancial. Además, destacó el trabajo de los cuerpos nacionales y adelantó que se espera que pronto se produzcan arrestos.
“Buscan sentirse acogidos y tener un lenguaje común”
Y aunque los especialistas sostienen que la violencia no siempre va de la mano de estos grupos, explican que para evitar que se produzcan actos de carácter violento, “el trabajo más importante” es la prevención.
Mariah Oliver quien en el pasado estuvo dentro de los Latin Kings, se encarga de realizar esta tarea. De origen madrileño, forma parte del equipo de investigación de Feixa y es profesora de secundaria en un instituto de Madrid. Explica que ante la “imagen negativa, de conflicto, y de batalla en la calle” que venden algunos medios, “hay jóvenes que se sienten atraídos por ese estilo y buscan o bien entrar en un grupo para perpetuar este sistema o crean el suyo”.
Es por ello que se encarga de ofrecer charlas a los más jóvenes para prevenir la violencia: “Es un bucle y es muy difícil salir cuando te ves inmerso”, concluye.
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Sin embargo, Feixa sostiene que la mayor parte de actividades que realizan estas bandas están relacionadas con el baile, la música y la sociabilidad. “No son muy distintos a otro tipo de grupos juveniles. Buscan entre coetáneos sentirse acogidos y tener un lenguaje común”
¿Cómo se originaron en España?
El origen de las pandillas tal y como las conocemos actualmente se remonta a principios del siglo XXI, cuando el país europeo recibió un gran número de migración transnacional. Entre los años 1998 y 2003 los extranjeros residentes en España se multiplicaron por cuatro, según datos del Instituto Nacional de Estadística.
La mayoría de los migrantes provenían de Latinoamérica, debido, en gran parte, por los vínculos culturales e históricos que el territorio comparte con España. En el año 2004, por ejemplo, los ecuatorianos consistían en la nacionalidad más numerosa en la nación, y representaban un 14,6% de todos los extranjeros.
Fue en este momento cuando aparecieron los grupos juveniles que más se asemejan a los actuales, los cuales se basan en nombres, etiquetas y símbolos que nacieron en las grandes ciudades de Estados Unidos.
La Voz de América extendió su invitación a la Policía Nacional para participar en este reportaje, pero esta fue declinada.
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