El Papa consagra la Sagrada Familia

El Papa Benedicto XVI saluda a la multitud que lo recibió en España durante los tres días de su visita.

El Sumo Pontífice concluyó su visita de tres días a España defendiendo a las familias tradicionales y los derechos de los nonatos.

Ante una multitud estimada en 250.000 personas, el papa Benedicto XVI defendió en Barcelona, al finalizar su visita a España, a las familias tradicionales y los derechos de los nonatos, al consagrar la emblemática basílica de la Sagrada Familia.

El Sumo Pontífice criticó directamente y por segunda vez durante su visita de tres días, las leyes españolas que permiten el matrimonio entre homosexuales, el divorcio rápido y el aborto, y pidió a Europa volver a descubrir las enseñanzas del cristianismo y aplicarlas a la vida cotidiana.

El Papa concretó la inauguración formal de la basílica de Barcelona, que es considerada como una maravilla arquitectónica ideada por el arquitecto catalán Antoni Gaudí, que sigue inconclusa después de más de 100 años del inicio de la construcción.

Durante su homilía dominical, el Papa señaló que el templo había sido construido en honor de Jesús, María y José, la Sagrada Familia para los católicos. Al consagrar el altar principal, el papa Benedicto XVI dijo que las familias se construyen sobre "el amor indisoluble de un hombre y una mujer".

También criticó las leyes que permiten el aborto, ya que dijo que "la vida de los niños debe ser defendida como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción".

Antes de su regreso y casi al final de su viaje, el Papa se reunió con el rey Juan Carlos y la reina Sofía en el aeropuerto y luego con el jefe de gobierno José Luis Rodríguez Zapatero en una reunión informal de 10 minutos. El discreto encuentro fue considerado como una señal de las divergencias entre el gobierno español y el Vaticano.

Mientras tanto, centenares de activistas encabezaron programadas protestas contra la visita del Papa.

En Barcelona un centenar de parejas de hombres y mujeres homosexuales se besaron al mismo tiempo como señal de desacuerdo a las posiciones del Vaticano en torno a la homosexualidad. La Iglesia católica enseña que los homosexuales deben ser tratados con dignidad y respeto, pero que sus actos son propios de un desorden.

En otra protesta, cerca de 500 personas marcharon con pancartas que decían "La mujer decide ser madre" y "Los condones salvan, el Papa condena", en rechazó de la posición del Vaticano respecto al aborto y el uso de preservativos.