El papa Francisco criticó la política del gobierno de Estados Unidos de separar familias en la frontera con México, afirmando que el populismo no es la respuesta a los problemas de inmigración en el mundo.
En declaraciones a Reuters, el pontífice dijo que apoya las declaraciones recientes de los obispos católicos de Estados Unidos que calificaron la separación de niños de sus padres por ser “contraria a nuestros valores católicos” e “inmoral”.
“No es fácil, pero el populismo no es la solución”, dijo Francisco el domingo por la noche.
En una inusual entrevista sobre todo tipo de asuntos, el Papa dijo que es optimista sobre las conversaciones que podrían llevar a un acuerdo histórico sobre el nombramiento de obispos en China, y dijo que podría aceptar más dimisiones de obispos por un escándalo de abuso sexual en Chile.
Reflexionando en su residencia en el Vaticano sobre sus cinco años como Papa, defendió su liderazgo de la Iglesia Católica frente a las críticas de conservadores dentro y fuera de la Iglesia que dicen que su interpretación de las enseñanzas católicas es demasiado liberal.
También dijo que quería designar a más mujeres para los puestos más altos en la administración del Vaticano.
Uno de sus mensajes más destacados se refiere a la política de inmigración de tolerancia cero del presidente Donald Trump, que permite a las autoridades estadounidenses enjuiciar penalmente a todos los inmigrantes atrapados cruzando la frontera mexicana ilegalmente, manteniendo a adultos en la cárcel mientras sus hijos son enviados a centros gubernamentales.
Esta política está generando críticas en Estados Unidos y ha sido condenada en el extranjero a medida que aparecían videos de jóvenes recluidos en recintos con suelo de cemento y cuando se hizo viral un audio de niños llorando.
Los obispos católicos de Estados Unidos se han unido a otros líderes religiosos en Estados Unidos para condenar la medida.
“Estoy del lado de la conferencia de los obispos”, dijo el religioso argentino, refiriéndose a dos declaraciones de obispos de Estados Unidos este mes. “Que quede claro que en estas cosas respeto (la posición de) la conferencia de los obispos”.
Los comentarios de Francisco se suman a las presiones sobre Trump por su política en materia de inmigración, que recuerda a la oleada de rechazo que hay en Europa Occidental a la entrada de grandes números de migrantes y solicitantes de asilo, que escapan en su mayoría de los conflictos bélicos y la pobreza en el Medio Oriente y África.
Francisco dijo que los populistas están “creando psicosis” con la inmigración, incluso cuando las sociedades que envejecen como Europa se enfrentan a “un gran invierno demográfico” y necesitan más inmigrantes. Sin inmigración, agregó, Europa “se vaciará”.
El futuro “esta en la calle”
Desde que asumió el papado en 2013, Francisco ha impulsado una interpretación liberal de las enseñanzas católicas en momentos en que en muchas partes de Occidente la política ha derivado hacia el nacionalismo económico.
Se ha enfrentado a la oposición interna del clero conservador, especialmente por su enfoque sobre la sexualidad y a su indulgencia hacia los católicos divorciados. Sin embargo, afirmó que reza por ellos, aunque a veces digan “cosas desagradables” sobre él.
Defendiendo su liderazgo, el pontífice argentino de 81 años dijo que el futuro de la Iglesia católica está “en la calle”.
Señaló que quería nombrar a más mujeres para dirigir departamentos del Vaticano porque son mejores resolviendo conflictos, aunque esto no debería llevar a lo que llamó “masculinidad con falda”.
En referencia a su salud, dijo que es buena aparte de un dolor en la pierna relacionado con un problema de espalda. Reiteró sus declaraciones hechas poco después de ser elegido sobre una posible renuncia algún día por razones de salud, como hizo su predecesor Benedicto XVI en 2013, aunque precisó que “ahora mismo, ni siquiera estoy pensando en eso”.
Habló extensamente sobre inmigración, un tema controvertido en Europa y Estados Unidos. El gobierno populista italiano ha rechazado ofrecer puertos a los barcos de las ONG que rescatan a quienes buscan asilo y tratan de llegar a Italia desde África en frágiles embarcaciones.
El barco humanitario Aquarius se vio obligado a viajar hasta España el fin de semana para desembarcar a más de 600 inmigrantes.
El ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, que también es líder de la ultraderechista Liga, ha criticado al Papa en el pasado, y en una ocasión declaró que el pontífice debería llevarse a los inmigrantes al Vaticano si está tan preocupado por ellos.
“Pienso que no puedes rechazar a la gente que llega. Tienes que recibirlos, ayudarlos, cuidarlos, acompañarlos y luego ver dónde establecerlos, pero en toda Europa”, dijo Francisco.
“Algunos gobiernos están trabajando en ello, y la gente tiene que ser instalada de la mejor manera posible, pero crear psicosis no es la cura”, agregó. “El populismo no resuelve las cosas. Lo que resuelve las cosas es la aceptación, el estudio y la prudencia”.
Algunas peleas y decisiones difíciles
Francisco dijo que le entristecía la decisión tomada por Trump el año pasado de implementar nuevas restricciones a los viajes y al comercio estadounidense con Cuba. La iniciativa hizo retroceder la apertura de su predecesor el presidente Barack Obama hacia Cuba. El acuerdo, en el que Vaticano ayudó a mediar, “fue un buen paso adelante”, afirmó.
También dijo que la decisión de Trump de retirarse del acuerdo de París contra el cambio climático le causó “un poco de pena porque el futuro de la humanidad está en juego” y agregó que espera que Trump reconsiderase su postura.
Rechazando las críticas de que está en riesgo de traicionar a los católicos chinos leales al Vaticano, Francisco dijo que las conversaciones para resolver una disputa sobre el nombramiento de obispos en China -un obstáculo para reanudar los lazos diplomáticos - están “en un buen punto”.
El pontífice ha aceptado las dimisiones de tres obispos en Chile por un escándalo de abusos sexuales y denuncias de encubrimiento. Dijo que podría aceptar más renuncias, aunque no especificó si tiene a alguien en mente.
Francisco también se refirió a las críticas internas de los conservadores hacia su papado, lideradas por el cardenal estadounidense Raymond Leo Burke.
En 2016, Burke y otros tres cardenales emitieron un inusual desafío público al Papa sobre algunas de sus enseñanzas en un documento sobre la familia, y lo acusaron de sembrar desorientación y confusión sobre asuntos morales importantes.
Francisco dijo que oyó hablar sobre la carta de los cardenales que le criticaban “por los periódicos (...) una forma de hacer las cosas, digamos, no eclesiástica, pero todos cometemos errores”.
Asimismo, tomó prestada la analogía de un fallecido cardenal italiano que comparaba a la iglesia con un río que fluye, con sitio para diferentes puntos de vista. “Tenemos que ser respetuosos y tolerantes, y si alguien está en el río, sigamos adelante”, dijo.
Agregó que la reforma de la administración del Vaticano, la Curia, iba bien “pero tenemos que trabajar más”. El Papa criticó en una ocasión a los profesionales de la Curia por tener “Alzheimer espiritual”.
Francisco dijo estar feliz con las reformas implementadas para hacer más transparentes las otrora escandalosas finanzas del Vaticano. La banca vaticana, que cerró cientos de cuentas sospechosas o inactivas, “ahora funciona bien”, dijo.
“Ha habido algunas peleas y he tenido que tomar algunas decisiones firmes”, dijo.