El papa Francisco presidió la misa del Domingo de Ramos de la Iglesia católica y leyó la homilía en la Plaza de San Pedro del Vaticano, a pesar de haber pasado tres días ingresado durante la semana en un hospital de Roma con un cuadro de bronquitis.
Miles de personas vitorearon al Papa argentino, de 86 años, con ramos de palma y olivo cuando entró en la plaza sentado en un vehículo descapotado antes de comenzar la misa, que duró dos horas.
Con un abrigo blanco, Francisco se bajó del auto por su propia cuenta y caminó ayudado de un bastón hacia el estrado, donde bendijo a los fieles en la ceremonia que recuerda la entrada de Jesucristo a Jerusalén.
El Papa, quien fue dado de alta el sábado, observó después la misa, que ofició el cardenal Leonardo Sandri, también argentino, y después leyó la homilía.
Con voz ronca, Francisco, que sonó firme al inicio de la ceremonia, pero más tarde se resintió, leyó un discurso de 15 minutos y en ocasiones añadió comentarios improvisados para hacer hincapié en algo o recalcó sus palabras con gestos de la mano.
"Les agradezco su participación y también sus oraciones, que se intensificaron en los últimos días”, dijo al final del servicio, en medio de grandes aplausos de la multitud.
También lea Francisco es dado de alta de hospital y bromea: “Sigo vivo”La homilía se centró en los momentos en los que la gente siente “dolor extremo, amor que fracasa o se ve rechazada o traicionada”. Mencionó a “niños que se ven rechazados o abortados”, matrimonios fallidos y “formas de exclusión social, injusticia y opresión (y) la soledad de la enfermedad”.
Desviándose del discurso preparado, Francisco habló sobre un hombre alemán sin techo que murió “solo, abandonado” bajo la columnata que rodea la Plaza de San Pedro, donde a menudo duermen personas sin hogar.
“También yo necesito que Jesús me acaricie”, dijo.
La preocupación por el abandono marcó su homilía. “Pueblos enteros son explotados y abandonados, los pobres viven en nuestras calles y miramos a otro lado. Los migrantes ya no son rostros, sino números, los prisioneros son desheredados, la gente es descartada como problemas”, expresó el Papa.
También se refirió a los “jóvenes que sienten un gran vacío interior sin que nadie escuche realmente su grito de dolor” y que “no encuentran otro camino que el suicidio”.
Francisco dijo que la Semana Santa incluiría “más plegarias intensas” por “el martirizado pueblo ucraniano”. En una alusión a la guerra de Rusia en Ucrania, comentó que las ramas de olivo que alzan los católicos el Domingo de Ramos son símbolos de la paz de Jesús.
Después de la misa, los cardenales saludaron a Francisco uno a uno, algunos estrechando su mano o charlando brevemente con él.
Finalmente, volvió a subir al papamóvil descubierto para moverse por la plaza y sonrió a los fieles, muchos de los cuales alzaban banderas de sus países.
El Jueves Santo, el Papa celebrará una misa en una prisión para juveniles en Roma, pero aún no está claro si participará en el Vía Crucis del Viernes Santo, la procesión alrededor del Coliseo Romano.
[Con información de AP, AFP y Reuters]
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